La presidenta Claudia Sheinbaum cumplió su primer año de gobierno y dio su informe. Fue un evento para destacar lo que se ha hecho y lo que falta por hacer.
Entre los logros está la reducción en algunos delitos, la llegada de inversión extranjera como nunca antes y los programas sociales que siguen apoyando a millones de mexicanos. Pero también hay pendientes; la economía creció muy poco, la inseguridad sigue siendo un problema que se siente todos los días y en igualdad de género todavía estamos en deuda, sobre todo en estados como Tamaulipas, donde la violencia contra la mujer sigue golpeando fuerte. Nuestra entidad, de hecho, se ubica en el séptimo lugar nacional en feminicidios y el municipio de Reynosa sigue siendo el más afectado.
En lo político, la presidenta empujó con fuerza la reforma judicial para que los ministros de la Corte fueran elegidos por voto popular. Ya inició el proceso de entrega-recepción y eso representa un cambio histórico, aunque muchos critican que no se abrió un verdadero debate.
Ahora, si hablamos de Tamaulipas, el balance es positivo. En este primer año, la presidenta incluyó al estado en proyectos muy importantes. En salud, se construyeron hospitales pendientes en Tampico y Madero. En educación, este fin de semana fue inaugurado por el Secretario de Educación, Mario Delgado, el CBTis 302 en Reynosa, una de las primeras escuelas en iniciar el ciclo escolar bajo el nuevo modelo de bachillerato nacional.
En conectividad, destacan el tren de carga Saltillo-Nuevo Laredo, el puente internacional en Nuevo Laredo y el Corredor del Golfo de México, además de los proyectos en los puertos de Matamoros y Altamira. En infraestructura, ya arrancó la construcción de la segunda línea del acueducto en Victoria, un sueño hecho realidad para los victorenses. Incluso, el campo aparece en la agenda, con la tecnificación de riego en los distritos 025 y 026.
El gobernador ha sabido hacer equipo con Palacio Nacional y eso le ha abierto las puertas a Tamaulipas.
La presidenta arranca su segundo año con respaldo y fuerza política, pero también con el reto de que ese entusiasmo no termine en decepción, como ha pasado con otros gobiernos.
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