Desde 1850 se produjo en algunos países, en especial europeos, la Segunda Revolución. Los historiadores sitúan el fin de este proceso en 1914 con el inicio de la I Guerra Mundial. Los países en que se expandió el avance industrial fueron Francia, Alemania, Bélgica, Japón y EE. UU. Posteriormente, a España, Rusia e Italia, más tarde por el resto de los países occidentales. Significó que los avances tecnológicos y científicos salieron del Reino Unido, llegando a otros lugares. La expansión tuvo repercusiones en estos países. El uso de nuevos materiales fue clave en la II Revolución Industrial.

Los avances tecnológicos y científicos tomar cariz más complejo. Se logra acceso a diferentes recursos naturales, indisponibles o poco útiles hasta entonces. Destaca el uso de metales: acero, zinc, aluminio, níquel, cobre, entre otros. Comienzan a ser tenidos en cuenta productos químicos. Gracias al avance de esta industria, la sosa, colorantes artificiales, materiales explosivos, fertilizantes, pasan a ser usos cada vez más frecuente. Aparecen nuevas formas de energía. Los avances tecnológicos permitieron aumento de energía disponible que se diversificó. Este fenómeno fue posible gracias a la mejora de técnicas que ya se conocía, como la máquina de Watt, las turbinas o la industria del gas. Se consiguieron nuevas formas de obtener energía, como la electricidad o el petróleo.

Un efecto importante de la II Revolución es en los transportes. Se modernizó, acorta distancias y reduce coste. Significó poner en contacto mercados sin ningún tipo de relación. Se facilitó transporte de personas y de mercancías, acercó países, pueblos y culturas. El ferrocarril fue el medio de transporte que simboliza esta época basada en la tecnología y en la posibilidad de superar todo límite. En 1840 existían menos de 4 mil kilómetros de vía; en 1870, en Europa se superaron los 100 mil kilómetros y en E. UU., los 70 mil.
En lo internacional, la II Revolución consolida nuevas potencias. Alemania, EE. UU., y Japón se convierten en actores de primer orden. Alemania mostró su poderío en la guerra franco-prusiana, la cual ganó a Francia. EE. UU., potencia su expansión al oeste buscando tierras para colonizar. Japón llevó a la modernización del país.

De forma paralela se consolidó un capitalismo monopolista. La necesidad de buscar nuevos mercados acelera proyectos imperialistas. Las potencias industriales rivalizan por conquistar territorios y ampliar mercados lo que llevó a episodios de tensión y conflictos bélicos. El culmen fue el estallido de la I Guerra Mundial. La II Revolución Industrial significó la expansión de la primera. Se generalizaron y mejoraron los avances de la I Revolución. Esta situación configura el capitalismo y orden internacional que dio lugar a una época de tensión entre las diferentes potencias industriales, en su intento de ampliar sus mercados.

Consolidados imperios y ciudades antiguas, el comercio fue base del desarrollo, del conocimiento y enriquecimiento entre culturas, acercó las diversas regiones del mundo antiguo. El comercio es la actividad humana social más antigua, no es parte de un sistema económico, es acción humana de desarrollo, que por COVID- 19 está afectada y con por tanto se afecta el desarrollo social mundial. Nuestra actividad social primordial, básica, que une, enriquece, provee productos, hace surgir ideas e innovaciones, factor de desarrollo está en crisis y tiene en crisis a la humanidad.