Un gobierno que ofrece los resultados que sufrimos en aspectos esenciales resulta avalado en las urnas. ¿Qué es lo que evalúan y reconocen los votantes?  Violencia e inseguridad son más altas y más padecidas desde la revolución. El sistema de salud público desamparó 50 millones de mexicanos; la atención de la pandemia, fatal, plena de ineptitud; el sistema educativo se estancó, el crecimiento económico el más bajo en 6 sexenios.

El gobierno de Morena tiene un triunfo por resultados, incongruente. El presidente López utiliza reiteradamente, “ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de clase media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la intelectualidad”.

Es asunto de estrategia política: 23 mil “Siervos de la Nación” pagados con recursos públicos por la Secretaría del Bienestar, cuyo presupuesto es de $3 mil 536 millones anuales en promedio. Es una estructura que recorre con meticulosidad estratégica alcaldías, calles, colonias, cuadras y cuyo monitoreo de afiliados y votantes es la mejor construcción que ha sabido hacer este gobierno. Mecanismo clientelar de alta precisión. El censo de beneficiarios no es público y es manejado a discreción, no llega a los más pobres sino a electores deseables y potenciales.

Además, un gobierno autoritario, desdeñoso de la ley, paternal, proveedor de dinero que ayuda a llegar a la quincena y con atención personalizada y constante de los “siervos de la nación” vía despensas y rifas de electrodomésticos, reforzada hace meses. Los salarios sumidos por décadas fueron objeto de incremento familiar, otra dádiva más: “Nadie lo había Hecho”.

Un grueso muy importante de la sociedad sin expectativas, olvidada, sin voz, a la que se acudía en época de elecciones y no se le volvía ni a mirar ni a escuchar, ni a proponer opciones de mejora, de pronto cada mañana, escucha “su voz”, “su estilo de expresión”, “escucha que se condena a aquellos enemigos conservadores que les han negado mejor vida y que se oponen a que se les beneficie”; listo; conectados emocional y monetariamente con su pastor.

Pasó de la compra electoral tradicional en México a esa lealtad a la que se refiere el presidente López, una ceguera derivada de ser tomado en cuenta como persona, como parte importante, y lo son, de la sociedad; de aceptarles que están vivos y que pueden actuar. Así lo demostraron el 2 de junio.

 Los resultados del gobierno de López no les afecta, no les importa. Lo que les importa es la figura paternal que se encarga de ellos, que los ve, que los cuida y les provee. Un padre que provee se da el lujo de ser un mal padre en su casa y seguir siendo figura adorada. Por desgracia hay millones en México y en el mundo.