¿Quién da un peso por el PRI en Tamaulipas?
No se escucha una respuesta. No se oye una voz. No asoma un rostro o un nombre respetables que muestren interés.
Y lamentablemente para esas siglas, tienen razón quienes fingen no darse cuenta del llamado. Hoy, el Partido Revolucionario Institucional en el Estado es en el ámbito político una causa perdida. Por lo menos hasta ahora.
El abandono de sus mandos nacionales es más que evidente, pero en forma paradójica también explicable. Si su Presidente Claudia Ruiz Massieu no ha prestado atención a los procesos en los que se jugarán las gubernaturas, mucho menos volverá su mirada a Tamaulipas para buscar algunas diputaciones locales, las parientes pobres del entramado electoral.
Parece esta visión la respuesta al desprecio exhibido al urgente –para sus seguidores– reemplazo de su dirigente en la Entidad, en donde Sergio Guajardo Maldonado apenas puede maquillar en público con bravuconerías su sometimiento al poder en turno, pero no puede esconderlo en el círculo privado.
¿Quién tiene interés fuera del Estado en mantener en la lona al tricolor tamaulipeco?
Parecerá insólito, pero las señales apuntan a alguien del propio terruño. Una tamaulipeca y tampiqueña para ser más claro.
En los hechos, el manejo del CEN priísta está en las manos de la figura que más influye en Ruiz Massieu. Su nombre, Mercedes del Carmen Guillén Vicente. Paloma para amigos y enemigos.
La ex diputada federal mueve los hilos que desde el Senado tiende Miguel Angel Osorio Chong, uno de los personajes peñistas más rechazados en Tamaulipas, donde dejó una estela de menosprecio en materia de seguridad pública y fue el “ángel de la muerte” para los priístas en la llamada alternancia del 2016, pero a quien curiosamente nadie parece tener interés en disputarle esa batuta.
El resultado es un desastre para el tricolor tamaulipeco, en donde un personero de Osorio, su ex Oficial Mayor en Gobernación, Jorge Francisco Márquez Montes, se empeña en apadrinar a un funcionario federal de tercera categoría para sentarlo en la sede estatal del partido, como ya lo hizo en San Luis Potosí pero en otra posición.
Quien conoce la perversidad de Osorio sabe que lo puede hacer, porque a final de cuentas al ex titular de SEGOB Tamaulipas le importa tanto como a Pepito le importa la bomba nuclear. Ha quedado claro que nuestro Estado es en su óptica, una pieza de cambio. Desechable, vamos.
¿Pero Paloma?
¿Quién o quiénes le hicieron tanto daño como para plegarse a maniobras que atentan no sólo contra su partido, sino contra sus propios paisanos?
Qué decepción.
La histórica lealtad priísta está en ruinas, hasta en quienes alguna vez soñaron en gobernar a Tamaulipas…
UNA DECISIÓN PLAUSIBLE
No me ruboriza el externar mi beneplácito y mi reconocimiento por la decisión del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, en la asignación de plazas docentes para los profesores de inglés en Tamaulipas.
Por muchos años, los “teachers”, hombres y mujeres, como en forma cariñosa les llaman sus alumnos, han sido un ejemplo de amor a su trabajo, porque han soportado un trato salarial injusto y lo que es peor, una incertidumbre laboral que no les permitía no sólo una tranquilidad económica, sino el construir un futuro sólido. A nombre de ellas y ellos, amigos muchos, un gracias.
Bien por ese beneficio concedido por el actual Gobierno del Estado y bien por quien hace más de dos décadas introdujo el aprendizaje de ese idioma en las escuelas básicas del Estado. Hoy está en desgracia, pero esa medalla nadie se la quita a Tomás Yarrington…
Tweeter: @LABERINTOS_HOY