Lo digo sin rodeos, sin maquillajes y sin otro sustento que las evidencias,
Edgar Melhem Salinas es lo mejor que le pudo haber pasado en Tamaulipas al PRI en los últimos dos años.
¡Pero qué le pasa a este escribidor?… podría ser reacción de mis tres lectores… ¿A qué viene semejante desvarío?
No me tilden anticipadamente de soñador guajiro. Entiendo que a la luz de lo que hoy sucede en el Estado con el Revolucionario Institucional, con logros apenas perceptibles y un notable retroceso, la percepción generalizada sea que el tricolor vive una crisis que parece insuperable. En ese contexto, resulta imposible soslayar lo complicado que es el panorama actual del que alguna vez fue llamado El Invencible.
Pero en forma paradójica, este escenario me confirma lo que afirmo en las primeras líneas de esta colaboración.
Intentaré explicar, si me permite, el porqué.
En ese casi par de años –y eso nadie lo puede negar– Edgar ha recorrido el territorio tamaulipeco, municipio por municipio, comité por comité, grupo por grupo en un intento de evitar la desmoralización que hizo presa del priísmo tras el entreguismo de Sergio Guajardo al panismo en el poder, de la mano del ex gobernador Egidio Torre Cantú, que evitó que se concretara en esos días el relevo a favor de Oscar Luebbert.
De una ojeada al pasado cercano y cerciórese. Ningún presidente del Comité Directivo Estatal del PRI ha llevado a cabo un trabajo así para tratar de impedir, en medio de una austeridad rayana en la pobreza, el desmoronamiento total de ese instituto. No lo estoy inventando, está escrito y es evidencia documentada para quien lo dude.
Sería su servidor un necio si negara que a pesar de ese trabajo de trinchera, el balance electoral en este año quedó muy distante de ser halagador, acentuado por el despojo en la mesa de un tribunal, de dos curules del Congreso Local en favor de, adivinen en favor de qué, sí, del partido en el poder estatal.
Ciertamente, el PRI está en uno de los peores momentos de su historia en Tamaulipas, pero de no haber hecho Melhem esa labor, estoy convencido de que este partido estaría lamentando hoy no sus magros resutados, sino prácticamente su extinción.
Frente al poder económico estatal en contra y la corriente casi avasalladora de MORENA, el saldo tricolor ahora sería un sepelio político. Vamos, acéptenlo.
Y para cerrar por hoy el tema, algo parece curioso.
Sobre el resultado electoral calificado por la mayoría como un fracaso, llama la atención la embestida contra Melhem para tratar de arrebatarle el mando del PRI en la Entidad.
¿Cuàl es el origen de esa andanada si como argumentan los detractores de Edgar, el PRI está a un paso de inclusive perder el registro?
No parecen ser las prerrogativas, que se han acortado hasta el sótano comparadas con las que manejaba hace apenas cinco años el PRI, Tampoco parece ser la causa la obtención de posiciones políticas si se toma en cuenta las escasas alcaldías o diputaciones obtenidas en este año y lo improbable que es incrementar esos logros.
En este escenario, todo apunta a que el verdadero objetivo es eliminar a quien ha sido un tenaz detractor de una alianza del tricolor con el PRD y especialmente con Acción Nacional para buscar la gubernatura en el 2022, partido empeñado en conservar, una aspiración política legítima en mi entender, el poder estatal. Mal haría el panismo en no intentarlo, lo admito.
Lo cierto es que hacer a un lado a Melhem parece haberse convertido en objetivo prioritario del bando azul, a fin de impulsar a quien le abra las puertas de la coalición que esperan lograr.
Estos son los hechos y estos son los posibles escenarios en la visión de su servidor.
Que cada quien haga sus propias conjeturas…
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