Mientras los profesionales de la salud tienen su vida en riesgo, decenas de miles de ellos en Estados Unidos enfrentaron grandes reducciones en sus salarios. Se habla de desesperada escasez de personal de enfermería, pero a muchas se les ordenó que se queden en casa sin sueldo. Eso se debe a que las compañías de salud redujeron costos y lucharon por generar ingresos durante la crisis COVID- 19.

En México los hospitales interrumpieron procedimientos médicos no considerados urgentes, inmensa pérdida de calidad de vida y de salud. En EE. UU., los ingresos se afectaron por las suspensiones, aunque los pacientes, pasado el susto, regresan a los hospitales generando escasez de personal en los servicios de Urgencias. Aunque parezca curioso que tanto personal médico en EE. UU. recibió recortes a su salario o perdió su empleo, los administradores de salud dicen que la presión financiera los dejó con pocas opciones. En plena pandemia los ingresos cayeron 60% de la noche a la mañana, cita Claudio Fort, director de un hospital que tuvo pérdidas de US$8 millones al mes dejando cesantes a 150 miembros de su personal, 10% del plantel.

Su hospital hasta hace un año ha recibido $5.4 millones del gobierno federal, pero aún tiene gran déficit y el hospital sabe que ya no habrá ayuda de Washington. Al tiempo que la atención se incrementé esperamos devolverles a todos su empleo completo para que sirvan a las 60 mil personas que atendemos, pero no se sabe cuántas de las cosas que los hospitales hacían hace meses, podrán continuarlas aportando a la comunidad.

Para algunos, los despidos del personal médico y el hecho de que cientos de miles de los que continúan trabajando hayan sido obligados a aceptar recortes salariales, cimenta la sensación de que ni siquiera será suficiente el regreso a las cosas como solían ser antes de la pandemia. Es un tipo de crimen que las horas y los salarios de estas personas se recortasen en un momento en el que están arriesgando sus vidas, cuando es más peligroso el venir a trabajar todos los días y cuando deberían recibir pago adicional por peligrosidad.

El punto es claro. La medicina se volvió negocio. Los grupos médicos corporativos y gobiernos mediocres como México, manejan los hospitales de manera austera preocupados por el dinero, no por los pacientes. La abrupta pérdida de ingresos del personal médico es uno de los problemas sistémicos de la salud privada en EE. UU. puesto de relieve por COVID- 19. Una de las principales discusiones que tenemos en este momento como médicos en EE. UU., es que cuando todo esto pase, ¿cómo vamos a implementar un cambio real y duradero en nuestra profesión?

Es difícil no darse cuenta de la drástica necesidad de alejar el foco de la medicina del negocio y del desinterés de gobiernos mediocres y criminales para colocarlo al cuidado de los pacientes.