¿A quién le estorba la vida?
Sin temor, el ave se acercó a mí,
sus vivaces ojuelos miraron mi ser
y pude intuir en el alma, que era ésta,
la forma sutil de hacerse oír.

Emocionado, al instante acudí,
pudiendo sentir el palpitar del vivir
y el calor de su armónico cuerpo
expuesto ante mí.

Más, sonriendo me retiré pensando,
que todo esto, sólo era una ilusión,
una fantasía agradable a mi sentir
y caminando decidí seguir.

Mas el ave, insistente frente a mí,
cabeza y alas movió, queriendo decir
siguiera, en el ensueño de cuento,
y al llegar al lugar, entonces comprendí.

Era lo que fue de un frondoso árbol,
y sus restos mutilados de sabia bañados,
inertes, regados en pequeños trozos
y mil aves tristes velándolo estaban ahí.

¡Y de pronto me dije!… ¿por qué a mí?
yo sólo soy un caminante que mil veces
pasó por ahí y escuchó siempre las aves cantar
y hoy de tristeza, calladas las veo morir.

¿Por qué a mí? , que tanto me duele
ver, cómo mi raza su vida rechaza
y con ello condena a morir,
lo que anima al entorno a existir.

¿Por qué a mí?… que sólo llanto
podría sumar al fatídico encuentro,
y el ave, parada frente a mí, arrancó de sí
una pluma, entregándomela a mí.

Volarás tan alto como nunca imaginaste,
y tus palabras escritas, serán la conciencia
de ciegos y sordos, que quitan la vida
que yo por amor concedí.

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