Ayer martes se determinaría si Mario “N”, ex titular de la Secretaría de Educación, era ingresado al penal por ejercicio ilícito del servicio público y peculado, tras haber celebrado de manera irregular un convenio con Metlife, asegurando a empleados pero beneficiando a un tercero. Sin embargo, no se presentó a la audiencia.
El argumento, estar hospitalizado en Monterrey. La prueba, unos mensajes de WhatsApp enviados por su esposa con comprobantes médicos que, según la defensa, llegarán en original por paquetería.
La jueza le dio 24 horas para entregar documentos válidos; de lo contrario, habrá multa. La audiencia duró apenas 18 minutos y se reprogramó para el 2 de septiembre.
Mientras tanto, en el Congreso también se mueven las aguas. Ahora van contra Jorge Espino Ascanio, ex auditor superior del Estado, señalado de avalar las cuentas públicas que los diputados acaban de reabrir y reprobar.
El líder del Congreso anunció que “la mira está ahora en el ex funcionario”, contra quien ya existe una denuncia por su nulo trabajo de fiscalización durante el sexenio pasado.
Cabe mencionar que Jorge Espino Ascanio y el actual auditor, Francisco Noriega, traen choque desde meses atrás. Noriega fue impuesto por Morena como auditor interino para vigilar a Ascanio, quien fue impuesto por el PAN, por lo que éste último trató de ampararse pues ya sabía que intentaban removerlo de su cargo y él buscaba la reelección. Pero las piezas cambiaron.
Jorge Espino Ascanio está ahora bajo la lupa y Paco Noriega tiene el respaldo legislativo y del gobierno para formalizar denuncias.
Nos queda claro a todos que en política no hay inmunidad eterna, ni pactos que duren para siempre. Hoy los reflectores están sobre los que ya se fueron, pero mañana podrían estar sobre los que hoy gobiernan.
¿No cree usted?
Que Dios los bendiga, gracias. Leo sus comentarios en mis redes sociales.