Para quienes se oponen a la militarización del país, el ajuste a la iniciativa de la Guardia Nacional para que tenga ésta un mando civil, es motivo de festejo.
Festejo en grande, por lo que veo, escucho y leo.
Me parece que tienen razón en gran medida para una reacción de ese tamaño y me uno a ellos en lo que mantener a salvo las instituciones civiles se refiere, en la salvaguarda del estado de derecho.
Pero en mi opinión, lo que hay que celebrar, lo verdaderamente importante que se debe ensalzar, es otro factor.
¿Cuál es?
Me refiero a la primera señal real que percibo de Andrés Manuel López Obrador sobre aceptar la posibilidad de un error en una de sus decisiones.
No es poca cosa.
Por el contrario, parodiando a Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la luna, parece un pequeño paso en apenas una parte de la cauda de polémicas iniciativas de este gobierno federal, pero es un gran salto en la visión centralista del Presidente.
Ha quedado claro en numerosas experiencias que no es Andrés Manuel una persona que admite que alguien le enmiende la plana. En las reuniones de gabinete todos han aprendido que el silencio vale oro ante la palabra del jefe, so pena de ser objeto de una sacudida si se atreven a cuestionar una orden o a sugerir un cambio en la misma. Tratar de deslegitimar a la sociedad civil es la muestra más cercana del talante de AMLO.
Por eso la trascendencia del logro obtenido en el tema de la Guardia Nacional, una de las preciadas joyas de la corona presidencial. No exagero si opino que esta postura del Ejecutivo es oxígeno puro para la vida democrática de México y un paso atrás en el riesgo de una dictadura.
Un tímido aplauso personal para López Obrador.
Tímido porque esto no significa que realmente el Presidente vaya a cambiar sustancialmente, pero por lo menos podríamos esperar aplicando una vieja frase campesina que tal vez, sólo tal vez, estaría empezando a desgranarse la mazorca…

ESTANCIAS INFANTILES
Y hablando de situaciones esperanzadoras, en el Estado acaba de darse unos días atrás una situación que si bien no es para echar las campanas al vuelo, sí abre la puerta para esperar días menos complicados.
Los protagonistas fueron el Delegado del gobierno federal en Tamaulipas, José Ramón Gómez Leal y el gobernador del Estado, Francisco García Cabeza de Vaca.
El tema que atañe a las dos figuras es el de las estancias infantiles, en el cual el mandatario estatal anunció que su administración apoyará en la Entidad a esos centros de asistencia familiar, ante el recorte de apoyos dictaminados por el Gobierno de la República. Una decisión plausible normada por el sentido común, que miles de tamaulipecas trabajadoras agradecerán.
¿Qué opinó al respecto Gómez Leal?
Quienes pensaron que el representante de López Obrador defendería el “tijeretazo” se equivocaron.
Mostró “JR” que aprende rápido el oficio político. No sólo no cuestionó la decisión del Gobernador, sino que la elogió. Aplaudió que el Gobierno de Tamaulipas realice acciones para contrarrestar la reducción del 50 por ciento de presupuesto federal para estancias infantiles y en entrevista consideró que Tamaulipas debe hacer lo que acordó con los operadores de esas instituciones.
“Aquí en Tamaulipas hay suerte, el Gobierno del Estado comentó que iba a apoyar, hay que aplaudir eso y que hagan lo conveniente, lo que acordaron para que no cierren”, declaró.
Inesperado, pero positivo para Tamaulipas…

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