Muchas personas aseguran que para encontrar la paz interior, se requiere, entre otras cosas, buscar un sitio donde se pueda estar en soledad para meditar, sobre todo, en aquello que rompió con la armonía y el equilibrio de su ser; otros prefieren poner en práctica algunos consejos para allegarse una sensación de bienestar consigo mismo, tales como hacer el bien a los demás, disfrutar el presente, ser agradecido con lo que se tiene, mejorar sus relaciones con otras personas, sobre todo, buscando a las que tengan una empatía verídica y permanente; así como tener plena conciencia para saber hasta dónde se tiene la suficiente competencia para resolver las situaciones difíciles, y en aquellas en las que no se puede, porque la solución no depende de su persona. Otros seres humanos, aseguran que solamente teniendo una activa y permanente conexión con otras personas y su entorno, pueden llegar a encontrar el equilibrio emocional para mantener su paz interior.

El tema viene a colación, porque después de casi nueve meses de estar en confinamiento domiciliario, con motivo de la pandemia de Covid-19, muchas personas han tenido el tiempo suficiente para buscar esa paz interior que tanto anhelaban, ya que consideraban que su vida, antes de este evento epidemiológico, la concebían como una interminable carrera, donde los descansos no eran suficientes y condicionaban un sentimiento de insatisfacción y un desgaste físico que se traducía como una fatiga crónica, acompañada de desánimo, estrés y muchas veces desesperanza; pero ahora resulta paradójico, que el resultado que esperaban encontrar con un supuesto descanso, que no se podía traducir ni en días de asueto, mucho menos de vacaciones, ha condicionado y acentuado la presencia de trastornos psicológicos, incluso de trastornos psiquiátricos; sobresaliendo los trastornos de ansiedad agravada con crisis de pánico y trastornos depresivos recurrentes. Estas personas, hoy buscan una fórmula para poder acceder a un mayor contacto con familiares y amigos, pues expresan, que necesitan de esa interacción para que regrese a ellos la paz, aludiendo, que tal vez antes no definían correctamente el concepto, por ser apreciado únicamente como eso, un concepto parecido al de la búsqueda de la felicidad, que nunca se llega a ella, por el hecho de pensar, que sólo se puede obtener, teniendo satisfechas todas sus necesidades, de ahí que el concepto de paz interior se idealizó, concibiendo que sólo se podía lograr manteniendo una visión positiva de todo lo que les ocurría.

Se concluye entonces, que ahora se tiene la oportunidad de aprovechar los cambios que generan las crisis, y se podría pensar, que tanto la felicidad, como la paz interior, son una cuestión de enfoque.

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