Aunque el granuja de Slim descalifique que en 2019 la economía del país no logró crecer pues lo bueno vendrá en los próximos 3 años por inversión nacional en infraestructura, es la inversión extranjera directa en infraestructura y empleo sólido, y la venta al exterior de aquello que se produce, el eje de crecimiento del país.
En 2019 el desempeño del comercio mundial de bienes será el peor desde la crisis financiera 2008. La fuerte desaceleración del comercio mundial responde a barreras comerciales de 2018 y a factores de más larga data; la menor demanda mundial, la sustitución de importaciones por producción nacional en algunas economías, la menor proporción de producción china que se destina a la exportación, el retroceso de las cadenas globales de valor y la irrupción de nueva tecnología que impacta la naturaleza misma del comercio. Las tensiones comerciales reflejan la competencia económica y tecnológica China-Estados Unidos, se resquebraja la globalización, se crítica el desempeño de la Organización Mundial del Comercio La incertidumbre asociada repercute negativamente en economías que se vinculan con las cadenas productivas mundiales.
En este contexto, el valor de las exportaciones e importaciones de Latinoamérica será de 2% en 2019. A su vez, el valor del comercio intrarregional cae 10%; se repite el patrón cíclico de años anteriores al caer las exportaciones de Latinoamérica.
El comercio tiene impactos positivos y negativos en el medio ambiente. Los vínculos comercio- medioambiente son visibles desde los 90s, como muestra el aumento de controversias comerciales vinculadas con aspectos ambientales y la incorporación del capítulo ambiental en los acuerdos comerciales. La huella de carbono de la exportación latinoamericana en recurso natural es similar a la de países con perfil exportador comparable. En cambio, países cuyas exportaciones se concentran en manufactura en tecnología y servicios, muestran menor intensidad de emisiones. Durante la última década, Latinoamérica aumentó su participación en la exportación mundial de productos ambientales. México y Centroamérica concentran tres cuartos de la exportación de estos productos y Estados Unidos es el principal mercado, significa que debemos cuidar todo aspecto de relación y trato con la principal fuente de ingreso de divisas y de compra de productos mexicanos. Abrir mercado a otros países es una opción que apenas complementa a la economía, los gringos la sostienen.
La incorporación de la sostenibilidad ambiental en los Acuerdos se motiva por avance normativo, desastres ecológicos y presiones sociales, y son estándares internacionales la base para generar instrumentos orientados a la mitigación de impacto ambiental. Hay potencial para aumentar la contribución del comercio hacia estilos de producción y consumo con bajas emisiones de carbono. Se requiere coherencia entre los regímenes internacionales del comercio y del cambio climático. La infraestructura y logística son clave para el comercio y la producción. Mientras los aranceles se reducen, barreras en logística e infraestructura aumentan. En este contexto, en Latinoamérica se observa escasa infraestructura, desequilibrio modal, fallas y dificultades institucionales y regulatorias y, dispersión de las acciones visión pública sobre infraestructura y sus servicios, y la falta de integralidad en el abordaje de las políticas.
Para superar estas limitaciones se debe lograr una logística integradora que forme una red de servicios eficientes, resilientes y sostenibles. La participación de la región en el comercio de mercaderías, tiene grandes desafíos en materia de políticas de infraestructura y logística; el nivel de inversiones, la resiliencia de la infraestructura. Es preciso revisar las políticas públicas en materia de concesión de infraestructura económica y el rol central de la acción regulatoria del Estado, especialmente en el ámbito de la competencia, situación que López ni siquiera entiende desde el pedestal en que está trepado.