Mucho, pero mucho problema tenemos quienes manejamos en esta época decembrina, dado que el tráfico se incrementa notablemente: gente que no tiene idea qué es un reglamento o con un egoísmo único manejan como si fueran los únicos habitantes de la hermosa y otrora tranquila capital de Tamaulipas.
Y es que las compras navideñas tienen impacto en muchos de nosotros, lo que nos lleva a pensar en todo menos en lo que debemos. El tráfico es insostenible, y a ciertas horas, de plano, lo mejor es quedarse en casa.
Y es que el problema de vialidad surge desde muy arriba, pero no deja de ocupar espacio en todos los sectores de la población. ¡Vaya! Hasta los peatones tienen su responsabilidad en esto, y mire que nos falta mucho en ese sentido: somos un pueblo mal educado en cuanto a educación vial, propiciado por falta de comprensión hacia los demás, y falta de educación en general.
Veamos por partes: los peatones cruzan las calles por donde se les pega la gana, haciendo caso omiso a la reglamentación de cruzar por las esquinas. De igual manera, los concesionarios de transporte público paran también donde se les ocurre o donde les pide la gente, colaborando y mucho en el caos que se origina cuando una pesera o autobús se detiene a media cuadra o en doble fila y así por el estilo: violando la ley existente.
Esas actitudes de los peatones son las que desquician mucho el tráfico.
Por otra parte, estamos inundados de automóviles de contrabando, amparados por agrupaciones “patito” que no han sabido más que sacarles el dinero con una falsa profesa de nacionalización, que nunca llegará y eso lo saben los que manejan estos grupos.
Y la autoridad que representan los agentes de tránsito, conocidos hoy en día por ser recabadores e infracciones, jugando al escondite y “pescando” ingenuos para hacer de las suyas en todo momento.
Eso es lo que tenemos: ¿qué queremos para Victoria?
Necesitamos un tránsito ágil, y parar ello se requiere pensar siempre en los demás, y procurar utilizar los espejos y todo cuanto trae nuestro vehículo en aras de buscar una solución mejor para todos.
Cuando se congestiona un crucero no es obligación que esté un agente, pero si van, al menos que disimulen que saben y que hagan algo por evitar que gente inconsciente que piens que por poner las luces de estacionamiento o intermitentes ¡ya! Cree que se vuelve invisible o su carro ya no estorba. Nada hay que nos permita pensar siquiera en ello, así que, estorba igual con luces que sin ellas.
Y es cuando entendemos que si alguno no cumple con su parte, la cadena no se completa y viene el caos que ya todos conocemos.
Identifique bien sus necesidades para saber qué hacer. Recuerde que la cortesía sigue siendo una de las mejores armas del ser humano, y si fomentamos entre los nuestros el ser amable, ganaremos muchísimo más.
Dejar pasar un vehículo en las esquinas hace que el tráfico sea más fluido y avanzamos -lento- todos y podremos cumplir con nuestras actividades.
Y entonces, tendremos mejores fiestas y combatiremos ese enorme problema que significa ir al centro de compras. Ordene sus vueltas y procure ser amable. No se arriesgue para nada y sepa que hay vigilancia extraordinaria en todo el sector comercial, y que para tranquilidad nuestra, están vigilándonos de aquellos que gustan de disfrutar sin trabajar.
Resumiendo: dejemos que los demás también disfruten o aprovechen la vialidad y mejoremos con actitudes, con amabilidad, y seguros estamos que vamos a experimentar ese sentimiento tan especial que significa hacer bien las cosas.
Finalmente, Victoria es nuestra casa, y somos los que debemos mantenerla en orden, armonía y dispuesta a disfrutar con nosotros la navidad de 2018.

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