He tenido momentos muy significativos en la vida que hacen surgir una pregunta esencial: ¿Quién soy? Es una pregunta que algún día podré contestar para tener una respuesta certera, porque aquellos que dicen cocerme, basándose en mis defectos y mis virtudes no han acertado del todo por no apegarse a la realidad, de ahí que, lo que se asoma, es sólo un destello que emana en la oscuridad de las lamentaciones y frustraciones o por el contrario, una brillante luz que surge del espíritu inquieto que busca afanosamente fundirse a la esencia divina que lo creó.
A la pregunta ¿Quién soy? el único que conoce la respuesta es Dios, y cuando se lo he preguntado, él sonríe, me da algunas pistas y me indica que siga caminando, ya que en algún momento del trayecto me encontraré con la verdad, vagaré pues, por el espacio externo consolidado de la materia, y por el espacio interno de la subjetividad, hasta encontrarme conmigo mismo.
En los próximos momentos de inquietud, cuando surja la pregunta señalada, motivada por los eventos que exigen una mayor explicación, o por los sucesos extraordinarios que experimentamos los seres humanos y que pasan desapercibidos, al asociarlos con la casualidad y percibirlos como acontecimientos cotidianos, cuya influencia en nuestra humanidad es indiscutible, a pesar de su paso sigiloso y silente, logra modificar nuestros sentidos del ser y del estar y que sin notarlo nos hace corregir el errático camino que tomamos al hacer valer nuestro libre albedrío.
Todos, absolutamente todos, tenemos una misión que cumplir durante nuestro paso por la tierra, nadie está de más o de menos, nadie va primero que los demás, todos marchamos al mismo paso y en una misma dirección, todos somos atraídos por una fuerza muy superior a nuestra voluntad que hemos experimentado, que no entendemos, pero suponemos su origen.
Nuestros momentos pueden ser cortos o largos, según la necesidad de nuestro espíritu, toda vida por breve o prolongada que sea, tiene un significado crucial para mantener la estabilidad, la armonía y la paz universal.
Vivamos a plena conciencia todos nuestros grandes o pequeños momentos vitales, seguro estoy que en ellos encontraremos el camino para dilucidar quiénes somos y qué estamos haciendo aquí.
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