Enoja, indigna, enca… molesta el hecho de ver que nadie respeta a su pueblo, sus raíces, su patria o su tierra. Hoy, la empresa TV Azteca dio una muestra del poco interés que tienen por mantener nuestra historia y por respetar los sitios históricos. Tula, Tamaulipas fue el testimonio mudo de este atropello, solapado, no se sabe si por las autoridades tultecas, por promotores o por un analfabeto de la cultura que, por unos pesos, como Judas en su tiempo, vendió lo que es de todos y patrimonio de la humanidad.
Dirigidos por Antoniio Berumen, director de la escena y representante artístico de la televisora “Del Ajusco”, se llevó a cabo la filmación de una burda y grotesca representación de la lucha entre soldados de la era cortesiana y los indígenas que habitaban nuestro país, haciendo, como suele suceder, gala de una ignorancia supina sobre la historia, dejando ver lo que todos los días manifiestan y plasman en sus producciones: el amarillismo y lo burdo y grotesco de lo que se suele realizar para la llamada “televisión comercial”, hoy, convertida en un escenario de teatro popular y vulgar, ajeno a todo tipo de recato cultural y de lo que mínimamente se debe respetar.
Está documentado por ellos mismos el hecho que narramos, y la verdad es que enoja ver la forma en que invaden la pirámide conocida como Cuitzillo, y que ajena a estos bárbaros -más peligrosos que los de la colonia- fue sujeta a una acción depredadora más de las que ya tiene en su haber.
Cuando los historiadores, arqueólogos e investigadores vieron cuenta de los descubrimientos prehispánicos, allá por los ochentas, surgieron los lugares que conocemos como el Balcón de Montezuma o la pirámide de Tula, el Cuitzillo, como lo conoce la gente, y el primero fue rehabilitado en el sexenio del ingeniero Américo Villarreal, cuando la maestra Blanca Anzaldúa Nájera dirigió las acciones de cultura; la pirámide tulteca ha sido apoyada a medias durante décadas, porque a lo más que se ha llegado es a poner un letrero de parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia, pidiendo respeto y prohibiendo la entrada.
A los señores de TV Azteca les importó un comino el registro histórico y la forma en que los tultecos amantes de la cultura -muy pocos- han tratado de hacer valer sus raíces.
Esta acción ha sido aplaudida por algunos que, ignorantes del daño que se puede ocasionar a las ruinas prehispánicas permiten y aprueban que desconocedores de los mínimos métodos de conservación cuiden lo poco que tenemos de aquel tiempo. No les importa y creen que nos hacen un favor al tomar en cuenta al pueblo mágico de Tula para sus rapacerías.
En un sitio donde la legalidad existe, lo menos hubiera sido una multa monumental a los infractores, apercibimiento o inclusive, retirar permisos para filmar a una empresa que no es capaz de respetar la historia ni los reglamentos de antropología existentes.
Claro que enoja, y mucho, porque alguien saca provecho dañando nuestras raíces. Por eso tiene dinero la televisora del Ajusco, por los procesos fuera de la ley que lleva a cabo, en este caso, el que nos ocupa y que no ha sido objeto de un aviso a la autoridad en la forma que marca la ley, o al menos, mostrando un respeto a la comunidad.
A cualquiera de los cinco candidatos a presidente pediríamos, mínimo, que metan en cintura a esos otrora prepotentes televisores, incapaces de respetar la ley y de ser congruentes con los supuestos valores que ellos mismos prodigan.
Si piensa que es Fake new, mentira o exageración, le invitamos a que busque en Youtube el video correspondiente, donde en forma por demás cínica hacen gala de la impunidad con que actúan.
Los tamaulipecos merecemos una amplia explicación de parte de TV Azteca, y mínimo, una sentida disculpa a la comunidad agraviada.
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