La muerte de Mauricio Fernández Garza, alcalde de San Pedro Garza García, deja más que un vacío político en el vecino estado de Nuevo León; abre la reflexión sobre el papel de los liderazgos locales y el impacto real que tienen en la vida de sus ciudadanos. Su partida, víctima del cáncer, no pasa inadvertida porque Fernández no fue un alcalde cualquiera, fue un personaje que con sus aciertos y controversias transformó a San Pedro en uno de los municipios más seguros y mejor calificados del país.

¿Qué lo hizo tan conocido y tan querido por muchos? Primero, su estilo, hablaba claro, sin rodeos, con carácter. Para una comunidad que exige resultados, esa franqueza se convertía en confianza. Después, sus obras, desde las Calzadas del Valle hasta los parques y espacios urbanos renovados, pasando por su sello cultural. Pero, sobre todo, la seguridad; su famoso “blindaje” fue la estrategia que logró que hoy San Pedro se ubique en los primeros lugares nacionales como uno de los municipios con menor percepción de inseguridad.

Su método combinó tecnología, prevención del delito, coordinación con fuerzas federales y algo que parece obvio pero pocos alcaldes aplican, mejorar el entorno urbano. Calles iluminadas, parques cuidados y servicios públicos eficientes, esto también es parte de la seguridad. Esos resultados se reflejaron en números, meses sin homicidios, baja percepción de inseguridad según el INEGI y altos niveles de aprobación ciudadana.

Claro, no todo fue aplauso. Su estilo de “mano dura” generó críticas, lo acusaban de autoritario. Otros señalaban que San Pedro, siendo el municipio más rico de América Latina, concentraba políticas que beneficiaban solo a los mas ricos.  Sus declaraciones también fueron polémicas, muchas veces muy directas.

Pero al final, Mauricio Fernández se convirtió en referencia inevitable en la historia reciente de Nuevo León y el legado que dejó fue un municipio moderno, con identidad propia y un estándar de seguridad que muchos envidian.

Ejemplos como este deberían inspirar a muchos alcaldes acá en Tamaulipas, donde urge que las gestiones se midan no por discursos, ni sus videos bonitos en redes sociales, sino por resultados palpables en seguridad, servicios y calidad de vida.

¿No cree usted?

En Paz Descanse

Que Dios los bendiga, gracias.

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