Aunque prácticamente se carece de registros de intercambio y acuerdos entre Europa y Asia hasta antes del imperio que formó Genghis Khan, quien dio origen a Rusia y a China, las naciones de ambos continentes han hecho alianzas, creado rivalidades, y las guerras mundiales.

El atraso de América Latina respecto de los países de ambos continentes en los ámbitos social, educativo, económico, cultural obedece a que nuestro continente le conquistó países que en esa época eran imperios con sistema de gobierno estable, con economía formal entre países, con tecnología de guerra. América Latina cuenta con héroes de independencia (Hidalgo, Bolívar, Martí) y aunque presumimos ser naciones, somos un territorio de cacería económica de Inglaterra, España, Francia, China, Japón.

Los países del tercer mundo son necesarios, útiles, deben existir siempre para que los imperios dispongan de mano de obra barata, de valiosos recursos naturales, para evaluar productos químicos, etc. La tecnología que nos suministran se vende cara y nuestros gobiernos de élite de poder se enriquecen a costa de encarecer el acceso a ella.

Ciertamente, hemos crecido. En su poderío económico destacan Brasil y México, sin embargo la desigualdad terrible. El 80% de la población carece de estabilidad en el nivel de bienestar y las mecánicas de corrupción campean en ambos países. Chile y Costa Rica avanzan en ampliar el ámbito de bienestar y el número de personas con acceso sostenible.

Los imperios nos necesitan con los defectos y fallos respecto de la conducta personal y pública que nosotros mismos juzgamos como negativa y buscan que la ignorancia ahí nos haga permanecer por los siglos de los siglos, y señalan actos de corrupción en América Latina para dar la impresión de su interés por un cambio de estatus, finalmente si algún país logra quitar un presidente por corrupción, los imperios corromperá el bagaje de ética de su sucesor.