Todos los días se aprenden cosas nuevas, pero, cuando se vive mucho tiempo junto a tu cónyuge, los aprendizajes parecen no asimilarse con tanta facilidad, pues siempre habrá diferencias irreconciliables en la forma de pensar y de actuar; de eso hablábamos mi mujer y yo, mientras disfrutábamos del paisaje matutino que nos ofrecía la carretera mientras regresábamos a nuestro hogar después de un viaje corto, dónde por supuesto, sabríamos que tarde o temprano surgirían temas de contenido no muy grato para los dos, y bien, en esa ocasión, fue el de las oportunidades perdidas para impulsar el desarrollo personal y profesional de nuestros hijos.
Sin duda habrá excepciones, pero las madres suelen ser sobreprotectores con sus hijos, mientras que el enfoque de los padres por lo general es el de aportar herramientas para que su descendencia pueda estar preparada para enfrentar cualquier reto.
En ocasiones he escuchado la frase “Lo que los hijos necesitan es solvencia económica para resolver los problemas más apremiantes” Sin duda, todos necesitamos dinero para resolver necesidades básicas, pero, desde mi punto de vista, y estando nuestros hijos en edad productiva, de no proporcionarles otras opciones, además de la aportación directa de los padres, para generar esos recursos, la buena salud económica de nuestros hijos podría depender en gran parte de ese reglón y no se crearía un principio de autonomía, que es lo mejor que se les puede heredar. Hasta este momento nuestros hijos han luchado por salir adelante por su propio esfuerzo, pero, al parecer encuentran poco tiempo y espacio para desarrollarse en otras áreas o mejorar en las que se encuentran, de ahí que siempre están en la esperanza de que algún conocedor de talentos los encuentre y les dé la oportunidad de salir adelante, mientras que yo le digo, que hay que salir al encuentro de esas oportunidades, porque obstáculos siempre va ha haber en el camino y sólo los que son capaces de arriesgarse a dar un paso adelante podrán saber el resultado su esfuerzo.
Hay personas que piensan que si los hijos no se atreven a ir más allá del estándar, es porque tuvieron padres mediocres, poco ambiciosos o definitivamente incompetentes, a esas personas les digo, que si alguien se propone ir más allá de lo que necesita, seguramente irá tras de esa meta, pero, habría que cuidar los procedimientos para allegarse riqueza y poder, si de algo no hay duda, por existir suficiente evidencia del progreso meteórico de aquellos que se ven muy prósperos, es que no fueron muy honestos en su proceder y de qué sirve la riqueza mal habida, cuando no se puede disfrutar con la libertad que se requiere, por otro lado: “Jesús les dijo entonces a sus discípulos: En verdad os digo que difícilmente un rico entrará al reino de los cielos. Y aún os digo más: Es más fácil el pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de los cielos” (Mt 19:23-24)
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