Los ánimos se van exaltando conforme se acercan las fechas tan esperadas, la ansiedad acumulada, y la depresión persistente, encontrarán un cauce adecuado para desembocar y liberarse temporalmente, al menos mientras la estancia sea lo favorable que se espera y pongamos en práctica toda la experiencia que hemos adquirido para prevenir enfermarnos, para evitar contagios y complicaciones. Los que vienen de visita, esperarán retornar con el mismo estado de salud con el que llegaron y ya recargados con la energía que les dio el poder estar con sus familias; los citadinos, esperamos también pasar felices fiestas y no tener que lamentar los descuidos y los excesos propios, deseamos recibir el próximo año con salud y llenos de esperanza para aumentar nuestras expectativas de vida y bienestar integral.

Yo estoy en mi casa tratando de relajarme, de desestresarme, siguiéndole la corriente a mi mujer con la que no quiero entrar en discusiones, diciéndole a todo que sí, tratando de contagiarle mi entusiasmo, por pasar las fiestas haciendo lo que realmente tenemos que hacer, aprovechar las oportunidades para mostrar nuestra alegría de haber tenido el mejor regalo en el año, el estar con vida y generando energía positiva para incrementar la esperanza de un mejor año, confiamos en Dios y confiamos en nuestra capacidad y sabiduría para lograrlo.
Y cuando escucho los barruntos de tormenta, le pido a familiares y amigos que me hablen suavemente, tanto que no pueda escuchar el clamor de sus preocupaciones rutinarias y su insatisfacción por no haber logrado obtener sus metas, porque repito, que si bien, no todos fuimos afortunados para salir con saldos blancos, igual nos dolió la pérdida de familiares y amigos, todos muy amados y ahora muy sentidos, pero sanaremos de nuestras heridas porque necesitamos seguir de pie, ahora con menos miedo y mayor experiencia, ahora con una protección adicional que aunque temporal, nos permite asomarnos a la vida con mayor seguridad, pero con más respeto, porque nos quedó claro que si tratamos de culpar a alguien por los terribles efectos de la pandemia, nos veremos encabezando la lista, porque hemos descuidado mucho el valor del auto cuidado de nuestra salud.

Recordemos hoy y siempre la frase que atinadamente afirma: MAS VALE PREVENIR QUE LAMENTAR.

Por tu salud, la salud de los tuyos y la salud de tu pueblo, seamos más responsables, evitemos los excesos, evitemos los accidentes, evitemos los malos entendidos, olvidemos los viejos rencores, las envidias y el egoísmo y abracemos esa sana distancia, que las palabras también suelen ser reconfortantes y saludables.

“Mas Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra o disposición que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4).

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