¿Qué tan grande es mi poder? Mi poder no es más grande que el deseo de estar bien y hacer de mi voluntad una herramienta para lograrlo; mi poder tiene tantas limitaciones, como temores arraigados tenga en la mente, sean estos producto de experiencias amargas, o infundados por dejarme llevar por el temor de otros, y que se van heredando con los años. Mi poder no sólo se basa en el conocimiento de las cosas y en la práctica cotidiana del ejercicio de la profesión, sino en aceptar que todo lo que ocurre es tan dinámico, que puede cambiar cuando menos lo esperas; mi poder es más fuerte, cuando reconozco que hay una fuerza superior, que rige todo el acontecer del universo, y donde me reconozco como una pequeña parte de ese todo, no menos importante para que funcione bien; mi poder tiene como energía vital el amor, y para recargase continuamente, necesita de amar y ser amado, sin amor soy como una lámpara que languidece en la oscuridad de mi impotencia, con amor todo lo puedo y la mayor fuente de amor que reconozco y en la que creo, es Dios.

Mi poder sólo puede ser utilizado para hacer el bien, pada darse sin condición a quien lo necesita, para mantener viva la esperanza de quienes se siente extraviados, para rescatar a los que se pierden por el camino.

Mi poder se engrandece con la fe, y se fortalece con la palabra de quien quiere que todo seamos fuertes, de quien nos pide no tengamos miedo, de quien nos pide permanezcamos siempre fieles a su Evangelio y desea la salvación para todos.

¿Qué tan grande es mi poder? Es igual de grande que el tuyo, cuando estás consciente de que todo lo que fuiste, eres y serás se lo debes a Jesucristo ¿Crees tú esto?

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