Qué hermoso ha sido tu recorrido por la vida, lo recuerdo con detalle, aunque no lo creas, porque yo he sido parte tuya, desde mucho antes de que me integrara al ser, en la forma humana que se desarrolló en tu vientre, y que un día me dieras a luz, en aquella paciente espera de nueve meses.
Sí, tengo memoria, no te extrañe ni te asombre, siempre la he tenido, porque para Dios no existen imposibles, él así lo dispuso, y no he necesitado esperar, para formar parte de esa gran estructura, a la que llamamos cerebro, que es en realidad, el sitio en donde nos congregamos las células, como yo, después de haber pasado tiempo inmemorable, en un largo proceso de maduración, a través de la evolución, y tenemos el potencial para almacenar una sorprendente cantidad de información, ya que formamos parte del plan maestro de nuestro Creador, para consolidar la vida eterna.
Mira, puedo ver en estos instantes tu primera sonrisa, aquella que le regalaste a tu maravillosa madre, ella te tiene en sus brazos, y te ve ilusionada después de haberte dado a luz; recuerdo que acariciando suavemente la fina piel alba de tu cara, te dijo que eras muy hermosa, y tú le diste las gracias con aquella inigualable sonrisa, después ella te bendijo y comentó: Amor mío, carne de mi carne, sangre de mi sangre, puedo ver la grandeza de tu espíritu, serás una hija maravillosa, poseedora de un gran corazón, serás humilde, compasiva, solidaria, y afanosa como ninguna, difícilmente alguien podrá superar tu gentileza y tu bondad; después, dirigiendo su mirada al cielo le pidió a Dios cuidara siempre de ti, porque con tantas virtudes, serías objeto de envidias, persecuciones, maltratos y abusos; qué mujer tan sabia fue tu madre, pero sus plegarias fueron escuchadas por el Señor, y por cada experiencia amarga que viviste, él te fue dando mayor fortaleza, tanta, que no hubo nadie que quisiera dañarte, que no pagara con creses la osadía de hacerlo o desearte algún mal.
Mira que alegre vas, la grandeza te ha acompañado en tu recorrido, te veo correr por el campo y disfrutar todo lo que Dios dispuso para que fueras feliz; por tu bondad, siempre fuiste consentida por tus padres terrenales y admirada por tus hermanos.
Disfrutaste tantas cosas buenas en la vida, pero también tuviste que lidiar con situaciones muy difíciles, pero a pesar del sufrimiento, jamás te rendiste, luchaste incansablemente, lo suficiente para darle estabilidad a tu familia, fuiste padre y madre a la vez, cuando fue necesario y el tiempo que fue requerido. Has sido ejemplo de honradez, y responsable, al grado de buscar la manera de seguir adelante sin significar una carga para nadie.
Hoy, despertaste del sueño que te impone tu cuerpo para seguir manteniendo contacto con tu grande familia, hoy fui muy afortunado, porque una parte de mí se quedó contigo, y reconoció a la otra parte, que soy yo, el que te hablaba dulcemente a al oído, para que me evocaras en tu sueño, pero reconociste mi voz y despertaste, y tus ojos dieron fe de que era yo y estaba contigo; gracias madre por reconocerme, gracias por llevarme contigo en las células de tu corazón, ahí, donde Dios y su amor reside.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com