Desde que me inicié en el periodismo, hace aproximadamente treinta años, en mi primer artículo, me dirigí respetuosamente a los profesionistas de la comunicación para informarles que me consideraran solamente como un escritor, esto lo hice, presintiendo que para algunos prestigiados amigos periodistas, tal vez, los temas que yo trataría no tendrían nada que ver con ocupar un espacio vital de la página editorial.
El director de la página editorial del periódico, en aquel tiempo, para mi fortuna, también era más escritor que periodista, y me dijo: ¿Sobre qué escribirás? Sin titubear le contesté que de valores humanos; me hizo ver que la mayoría de los que colaboraban en esa página, escribían sobre temas políticos; entonces le aseguré que estaba más que justificado que hubiera alguien que escribiera sobre valores, donde se incluía, sin discusión, a la política y a los políticos; y con ello logré convencerlo, y me dijo: ¿Cómo se llamará tu columna? Le llamaremos VALORES; sonriendo me dijo: Entonces a trabajar.
Tal y como lo había pronosticado, llegado el momento, los temas sobre valores fueron involucrándose cada vez más en el quehacer de la política y eso vino a calmar los ánimos de mis compañeros de página, pues enterado estaba de que algunos me querían mandar a sociales y culturales; hoy el tiempo me da la razón, cuánta falta nos ha hecho contar con políticos con valores éticos que garanticen el cumplimiento de su función y privilegien su integridad con acciones comprobadas en beneficio de la comunidad.
Quiero confesarles, que para conocer de cerca el arte de la política, empecé a prepararme en ese tema, pues sería injusto hablar de ello y no saber la realidad de cómo se vive en el medio político, y lo que tienen que pasar los que viven de la política. Conocí los principios ideológicos y las bases de algunos partidos políticos y reconozco, que en teoría, todos ofrecen el bienestar de la sociedad, planteando las mejores estrategias y los mejores programas de acción.
He de reconocer que en mi recorrido por la política, conocí todo tipo de personas, los que en verdad se entregaban de corazón, los que simulaban ser y no eran, los que dirigían y respetaban los lineamientos, los que sólo obedecían a otras personas de mayor jerarquía, los que estaban para ver qué les tocaba en el reparto, los que no necesitaban que les dieran mucho, los que abusaban de su autoridad, y los menos, los que tenían dignidad y les dolía en el alma lo que acontecía con la democracia interna y externa.
La experiencia, en un poco más de treinta años de militancia en un partido, me dejó muy claro que no hay partido político perfecto, mucho menos políticos inmaculados; reconozco que se obtuvieron muchos logros importantes, que contribuyeron a tener instituciones fuertes, que trabajaban con calidad y calidez y que se benefició a muchísima gente, que no sólo los ricos se hicieron más ricos, sino que los pobres tuvieron también muchas oportunidades para salir adelante y lo hicieron aquellos que en verdad trabajaron honestamente para ello.
Sin duda, que el principal problema de la política, es la falta de valores de los hombres y las mujeres, jóvenes o viejos, que se dedican a ella; pero doy constancia de que conocí a muchas personalidades que merecieron mi respeto y admiración.
Se preguntarán a que viene tanto dato biográfico, bueno, vivimos tiempos sumamente difíciles en la vida política, económica y social en nuestro amado país, y resultará muy importante tener en cuenta el perfil ético de los futuros candidatos de las próximas elecciones, no importa el partido político que los postule, lo que importa serán los valores éticos y algunas características que a continuación mencionaré: Carácter: cualidad que le da firmeza en la toma de las decisiones complejas. Carisma: sin duda será evidente si el carácter del candidato le da seguridad a la ciudadanía. Liderazgo: virtud tan evidente en su actuar, que es reconocido por aquellos que conocen su trayectoria. Aquí habrá de reforzarse la idea de tener firmeza y convicción de que se debe a la comunidad y no a las autoridades en turno, porque habrá que decir no, cuando se afecta a la comunidad y se tendrá que luchar por convencerlas, de que es lo que necesita la comunidad para su bienestar. Visión: el candidato debe de ver más allá de lo que otros ven, tener claramente lo que quiere para el beneficio de sus electores y no someterse a la sumisión por presiones de otras instancias. Experiencia: Sin duda, es la experiencia la que otorga la seguridad del quehacer encomendado, la certidumbre de la efectividad y eficiencia de sus acciones en beneficio del pueblo.
Honestidad: Valor que le brindará el respaldo sin discusión de la ciudadanía, y consolida su integridad. Contacto real con el pueblo: Conocer la problemática social, saber escuchar y permitirse ser flexible a las críticas, abandonando cualquier postura mesiánica, paternalista y autoritaria. Ser positivo y sentirse bien con su quehacer: En la conciencia de que es un servidor público humilde y no una deidad a la que se le deba rendir pleitesía.
Espero me disculpen mis lectores, sobre todo, aquellos a los que no les agrada que aborde temas políticos, porque dicen que de política ya están hartos, más es imposible abstenerse en momentos tan importantes para la viabilidad de México, porque México somos todos y sólo unidos podremos salir adelante ante cualquier adversidad.
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