Y próximo a la llegada del otoño, el verano aún fustiga con ardiente ola de calor al cuerpo del ser humano, que recibe un constante baño de sudor, para no caer abatido por el daño que causa la temible insolación.

Cansancio, sensación de pesadez, dolor leve de cabeza y de ojos, garganta irritada, letargo, dolor de cabeza y piernas flojas también, como si no tuviéramos ya bastante con la terrible pandemia, tendremos ahora que estar alertas por los cambios bruscos de clima que se aproximan, que condicionarán un ambiente propicio para la llegada de otros virus que pueden complicar más las cosas para la mermada salud de los tamaulipecos.

Estamos demasiado preocupados, y ahora necesitamos estar ocupados por atender el llamado del Sector Salud, para estar perfectamente vacunados, sólo de esa manera, podremos salir bien librados de la Influenza, propia de la temporada invernal.

Mucho habrán de servirnos las medidas preventivas que aprendimos para no contraer el peligroso Covid 19, mas habrá que duplicar nuestro esfuerzo y tener voluntad, para no bajar la guardia, sobre todo, después de tanto esperar que mejoren las cosas, para poder retomar la vida de relación que disfrutábamos ayer.

Hablando de estas cosas con mi mujer y queriendo relajar su estrés, le regalé un rosal de hermosas rosas amarillas, que es el color de su preferencia y asegura le causa alegría, más un día amaneció desconcertada, pues el rosal de sus tan amadas rosas habían cambiado a un color blanco son, y yo para contentarla le dije:

No cambia mi amor por ti, debido a la palidez de la rosas que te obsequié para verte feliz, que siendo su color original amarillo como a ti te gustan y que emocionalmente reflejan el calor de la pasión que te profeso, ahora cambio al blanco como el armiño, más no me veas ni me trates como niño, quizá no pueda devolverle el color amarillo, recuerda que el blanco es el color de la paz y sea ésta una señal celestial, para decirnos a todos que al llegar el frío, terminarán los contagios del peligroso virus, al estar ahora sí todos recluidos y para no podernos contagiar.

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