Qué viento tan suave y fresco es este de la mañana, que me hace buscar su procedencia y me conduce hasta la ventana, y me dejo atraer por el color de la gratitud de la naturaleza, que al recibir la lluvia, como una bendición del cielo, hace que surja con singular fuerza, la verde hierba, que como alfombra cubre la bendita tierra; y en ese momento de paz y armonía, me preguntó: ¿Qué más quiere el hombre que Dios le obsequie? ¿Por qué esa perenne inconformidad?

Hoy clama por salud, por trabajo, por libertad, y entre otras cosas, asegura que también quiere paz, pero, son acaso estos deseos el pro-ducto de su desesperación por regresar a lo mismo que antes tenía, y como quiera se sentía muy infeliz, ya sea, por ambicionar lo de otro, ya sea, por querer más de lo que poseería, para seguir derrochándolo en cosas sin sentido, que más que causarle bien, le hacían más profunda la herida, al sentir-se y saberse imperfecto por su propia voluntad, y todo por buscar siempre la ficticia y temporal satisfacción corporal, acentuando con su ignorancia, el mal que ya poseía.

¿Cuánto tiempo tarda el hombre en reconocer el camino correcto? Si tuvo la poca fortuna de tener un mal guía, seguramente lo único que encontrará al final del camino, será una muerte dolorosa y prematura, una agonía llena de arrepentimiento, lamentándose tanto el no haber podido escuchar los consejos o la palabra de quien sí debía y prefirió desdeñar, porque aseguraba que no le convenía. Mas nunca es tarde para recapacitar, hay que poner un freno a nuestra mala conducta, a nuestra nefasta egolatría, a nuestra ambición desmedida.
¿Quieres seguir retando a la muerte? ¿Piensas que tu juventud te salvará por ser osado e imprudente? No hay enemigo más grande que nuestra negación a vivir dentro del orden y la cordura, fomentando los valores positivos, respetando a nuestros mayores y aceptando la responsabilidad que nos toca en cada reto que nos ponga la vida.

Formamos parte de un todo, y como un todo, debemos trabajar para salir pronto de estas crisis que nos hacen perder de vista lo hermoso que es la vida.

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