Corrían los años de 1988 y 1989.

En el Congreso Local, el diputado Tomás Gutiérrez Narváez, emergido del Partido Popular Socialista desaparecido en 1991, era en su peculiar estilo un protagonista de la picaresca política del Estado.

Sin embargo, sus colegas de izquierda no lo aceptaban. Los también diputados pero emanados del Partido Socialista Unificado de México –PSUM– también extinto ya, Elpidio Tovar y Pedro Alonso Pérez, habían rebautizado a Tomás de una manera singular: “Es el Presidente de la Comisión de Insultos del PRI”, decían.

La razón del mote era que el “pepino” –así les llamaban a los integrantes de esa facción– era un detractor de todo lo que oliera a enemigo del tricolor. Por simpatía, intereses o por lo que haya sido. Era un perfil usual de esos tiempos, utilizado por el Revolucionario Institucional para no ensuciarse las manos en la tarea de desprestigiar a sus rivales o parar en seco a quienes osaban enfrentarse a la aplanadora que era ese instituto en el apogeo de su gloria.

Parecía que esa figura de anecdotario había desaparecido, pero lamentablemente perviven personajes que para atraer reflectores y micrófonos sólo saben utilizar el ataque y las acusaciones. Y lo preocupante es que sucede en las nuevas generaciones.

Un ejemplo de ese aparente regreso al pasado es el aspirante a la alcaldía victorense, Marte Alejandro Ruiz, quien en el objetivo de satanizar al probable abanderado del PAN para buscar la jefatura de esta comuna, el médico Xicoténcatl González, se ha dedicado a satanizar a éste y ha olvidado que el objetivo de un candidato es mostrar que es mejor que sus oponentes, no que sea el menos peor de ellos.

La pregunta podría ser: ¿Lo hace por iniciativa propia o como aquel diputado del PPS también es quien da la cara para ocultar a quien mueve los hilos de su incipiente carrera?

Cualquiera que sea la respuesta, un balance queda claro. La política sigue de malas: nuevas generaciones, viejos vicios…

 

ENFERMO “SALUDABLE”

Una paradoja afecta al escenario gubernamental del Estado.

Curiosamente, el Sector Salud es el “enfermo”. Por lo menos es lo que se desprende de los traspiés que sufre.

Hasta ahora, uno de los segmentos que eran la piedra angular de los éxitos en esa área, que es la lucha contra las enfermedades virales como el dengue, zika y chikungunya, ha tenido todo, menos buenos resultados.

La Secretaria, Gloria Molina, en una lectura superficial no ha podido, para decirlo en términos coloquiales, con el paquete. Los tres vectores no sólo no se han frenado sino que se han disparado de manera alarmante, con el zika como un indeseable “campeón” con graves riesgos para embarazadas.

El problema se agrava porque si bien su antecesora, Lidia Madero, tenía como ella dijo, el objetivo de “curar” a esa Secretaría, la doctora Molina ni siquiera en eso ha logrado avanzar, dado que hacia adentro ha generado un lamentable distanciamiento con el personal, mientras hacia afuera la relación con el gobierno federal se hace cada día más tensa, en perjuicio de los apoyos que deberían estar llegando de ese orden de gobierno a Tamaulipas.

Cuidado, todos tenemos derecho a atender nuestros problemas personales, pero en el nivel de un Secretario concederles prioridad sobre sus obligaciones públicas no es una distracción. Es, por donde se vea, una negligencia…

 

AHORROS TANGIBLES

Una de las acciones que más beneficios ha aportado en el desempeño de la COMAPA Victoria y que poco se ha reconocido, es la dispersión de esas oficinas para la atención de los consumidores.

No es una trivialidad. Gracias a esa decisión desconcentradora, reflejada en el sistema de sucursales de la Comisión, miles de usuarios de esta capital ahorran tiempo y dinero en los trámites que en ella se cumplen.

Es una medida que responde al crecimiento físico de la ciudad pero sobre todo, a las necesidades de sus residentes…

 

@LABERINTOS_HOY