Una vez más, nuestro grupo de mexicanos “distinguidos”, cuya función es representarnos, hicieron gala de su prolífico léxico y sus costumbres tan finas que no dejan lugar a dudas sobre su origen, reputación y capacidad humana y profesional.

Un grupo de cinco féminas, todas integrantes de la “bancada” del Partido Revolucionario Institucional se lucieron lanzando un grito que se ha calificado de homófobo a un diputado de oposición.  

Heeeeeeeeeeeepu…….” Fue el grito de guerra de las salvajes y aguerridas damas que consideran que tener equidad de género y ser iguales es manejar el mismo lenguaje carretonero que emplean quienes hacen gala de una omisión de educación y formación. Cual vulgares pandilleras, se portaron, no sin antes proferir otro tipo de insultos; se les acusa de haber asistido en estado inconveniente, bajo los influjos del alcohol o algo más.

La prensa dio cuenta de la jugarreta de las señoras faltas de educación y respeto por un trabajo en el que cobran como si realmente lo merecieran, sin devengar un solo peso, pero ellas, muy finas, gritaron eso que todos en el fútbol lamentamos por la connotación que cerrados de criterio le han dado, como los miembros de la FIFA que nos acusan de ser homófobos por ello.

Luego, el señor César Camacho, pensando que los mexicanos somos idiotas o algo por el estilo, dijo que ellas no gritaron eso, sino que gritaron: “heeeee, bruto”, como si no hubiéramos escuchado.

Patanes, corrientes, léperos y además, cínicos e hipócritas, que no saben sostener sus bajezas cuando las profieren, y pretenden engañarnos como han hecho durante su gestión, acuchillando a los mexicanos, favoreciendo a una autoridad que ha ido de regular a menos, desprestigiada por sus altos niveles de corrupción y mentiras, conocidas por la población en general, y que les ha condenado aperder el poder en el próximo proceso electoral.

Como Camacho, el diputado Marín también hizo una defensa de sus compañeras “legisladoras”, muy propias para un concurso de albures y modos poco convenientes, que tienen léxico y actitudes de delincuentes, de porros legislativos, de patanes oficializados, y que no merecen tener el sitio ni el salario que el pueblo mexicano les paga.

Y además, se han autorizado un incremento insultante para el fin de año, un bono más grosero que nada, y con ese cinismo se manejan.

Pero no son todos los tricolores: en las cámaras, la llamada Baja y la Alta abundan los porros y los traidores, los patanes y los hipócritas. Los que venden su voto y su posición por un puñado de pesos que roban de los presupuestos –recuérdese al señor Lozano, a Cordero y el grupúsculo de individuos que traicionaron hasta a su partido por un dinero mal habido, haciendo gala de una falta de congruencia y principios morales y políticos.

El problema es que todos los institutos nos han mostrado su baja calidad humana y los mexicanos no sabremos a quien elegir, porque nos han demostrado que se hacen ricos ilegalmente, se manejan de acuerdo a intereses de una cúpula de pillos inmorales, y son todo menos representantes de un pueblo que llora porque sus legisladores no legislan, sino que trabajan para su molino, llevando privilegios a sus bancadas –así les llaman a las bandas políticas- y haciendo cuanto les es posible por que les aborrezcamos más.

Este pobre México, con esa calidad de personas que se roban un enorme presupuesto, que no sirven para nada, y ahora nos dicen que sus “distinguidas damas” no dijeron lo que dijeron, porque seguramente serán tan finas que la boca se les mancharía con ese léxico.

¿A quien quieren engañar? Sabemos de su calidad humana, personal, política y social. No tienen por qué esconderse.

Solo faltó en grupito de “finas damas” doña “Corcholata”, a quien seguramente le hubiera salido mejor el gritito, a juzgar por su trayectoria.

Qué bajo Congreso, qué bajo nivel. ¡Qué vergüenza, México!

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