El precio de las materias primas crece y amenaza la recuperación económica.  ¿Cuáles son sus consecuencias? Si atendemos a los indicadores económicos que siguen la evolución de los precios de estos bienes se observa que la reactivación económica dispara la demanda y el precio de materias primas, encarecimiento que amenaza la rentabilidad de empresas sin capital por los efectos de la pandemia.

Las materias primas son factor de producción. Se utilizan para fabricar productos, no son bien de consumo acabado. Su destino no es el consumidor final, sino otros sectores que las transforman en bienes de consumo adquiridos por el consumidor. En ausencia de cambios tecnológicos, podemos decir que la producción de bienes de consumo incide directamente en la demanda de materias primas. La industria textil, si decide producir más ropa, demanda algodón u otras materias primas para la producción a sus proveedores.

Ante la caída de la actividad en la primera mitad 2020, los Gobiernos impulsan la recuperación económica con estímulos. El Fondo Monetario Internacional dice que la respuesta por los países ricos alcanzó 7% del PIB; las economías emergentes de América Latina, fue 3%. En EE. UU., fue11%. Muchas familias optaron por recortar su consumo en 2020 y ahora gastan parte de lo ahorrado. Prueba es el disparo de las tasas de ahorro con la pandemia que alcanzó en el segundo trimestre 25%, la mayor proporción histórica en materia de ahorro. En EE. UU., las ventas minoristas suben y superan un 18% el nivel de junio de 2020. En China es 12%.

El sector tecnológico presiona al alza precios del cobre, aluminio, níquel, zinc y estaño. El repunte de la construcción genera demanda de hierro, madera y plomo. Aunque las más mencionadas son petróleo y gas natural, el mayor aumento es en el carbón.  Moderado es el aumento del precio de los alimentos, en parte a que la demanda de estos productos no cayó en 2020. Al contar con punto de partida más alto que la energía o los metales, su aumento relativo es menor. Por ello no hay incrementos tan acusados, más allá de maíz, el café o la soja.

Un crecimiento generalizado en el precio de materias primas hace temer aumento de sus costos. Muchas empresas elegirán absorberlo manteniendo precios y sacrificando margen de ganancias, o subir precios para salvar sus beneficios a costa de perder clientes, difícil para empresas que dependen de deuda o planes estatales de estímulo, pues corren el riesgo de que sus costes se disparen por encima de lo presupuestado y la financiación sea insuficiente.

Si la demanda de bienes de consumo crece, su precio tiende a subir, hay incentivos para ampliar la oferta de estos productos. Al aumentar la producción de bienes de consumo, las empresas usan más materia prima, crece su demanda y presiona sus precios. La preferencia del consumidor final determina el coste de producción.