Cita un refrán popular: “Genio y figura hasta la sepultura”; en la infancia se lo escuché decir varias veces a mis padres cuando por alguna razón señalaban alguna de las virtudes o defectos de sus diez hijos. El tema me llegó a interesar y empecé a investigar por mi cuenta, por lo que observaba con detenimiento los eventos donde, nuestros progenitores, evocaban la mencionada cita al criticar o exaltar nuestras características más sobresalientes. Después de un largo tiempo, concluí el mencionado trabajo y decidí comentarlo con mi madre, recuerdo que le dije: Mamá, tengo algo que compartir contigo, pero antes de hacerlo, te pido comprensión y buen juicio, pues podría estar equivocado en mi apreciación en cuanto a las características que nos distinguen a cada uno de tus hijos. Mi madre se encontraba en esos momentos en la mesa del comedor pegando unos botones a una camisa, y detuvo su quehacer para ponerme atención. Antes de dar a conocer los resultados de mis observaciones, le aclaré que durante el proceso señalado no me había dejado influenciar por ningún factor surgido de alguna animadversión generada por desacuerdos con mis hermanos. Ella me prometió que sería neutral en ese sentir y me pidió poner cartas en el asunto. Empezaré de mayor a menor: Las características que distinguen la personalidad del primero de tus hijos, son su habilidad para resolver problemas de manera práctica, es poseedor de una gran creatividad, eso denota rasgos de su carácter independiente, pero contradictorio, pues difícilmente acepta estar equivocado; hace uso de sus derechos con toda libertad, pero en ocasiones no respeta los derechos de los demás y esto le causa conflicto; no le agrada ser sometido por ninguna autoridad, pero es capaz de obedecer instrucciones de los que considera tienen mayor capacidad intelectual que él o conocimiento sobre lo que no conoce, y admira a aquellos que poseen una personalidad como la suya, pues es una manera de reflejar su ego. La tercera de tus hijos tiene un carácter muy independiente, es decidida y está muy consciente del hecho de que hay que vivir la vida con plenitud, sin importar los retos que encuentre en el camino y sus consecuencias; le gusta absorber la energía positiva de otros seres y a la vez retroalimentar a los que creen que ella es una fuente de energía mística. La cuarta de tus hijas es un apacible volcán, que se teme a sí misma, porque sabe que posee una gran fuerza espiritual, pero, se impone límites muy rígidos para evitar quebrantar la armonía de su entorno. La quinta es soñadora, hace muchos planes pero sólo logra consolidar aquellos que son apoyados sin condición; es noble, sabe que tiene un gran potencial para ser feliz pero se reprime, para dar paso a la felicidad de los demás. La sexta tiene grandes cualidades artísticas, encuentra en ello la mayor forma de expresar sus anhelos y de huir de aquello que le puede causar daño moral, es solidaria y muy competente para resolver problemas, no pierde de vista su valor y se considera a sí misma como un centro rector , lo que le da autoridad sobre los demás, que en cierta forma disfruta; sus molestias por los desacuerdos son una pose para marcar límites, y vive la vida sin remordimientos; su mayor temor es perder a sus seres amados, porque está consciente, de que forma parte de un todo. El séptimo, tiene una gran nobleza, pero quisiera abrazar todas las causas que a su juicio son justas, pero tropieza con la individualidad y los derechos de los demás y se frustra, al final cede a sus pretensiones y busca salidas no muy gratas para su integridad física, toda la vida se ha castigado a sí mismo y lo acepta con resignación, porque lo asume como un pago obligado por sus desaciertos; su mayor fortaleza es la espiritual y la manera de estar ceca del Creador es rendirle tributo con su devoción. La octava, busca llenar un vacío, mismo que no es posible hacerlo con la participación activa de aquellos que se encuentran más cerca de ella, porque no liberan la energía positiva que tanto necesita, por eso atrae para sí conocimiento místico, utilizándolo como vías alternas de comunicación con el presente y con el pasado, de esa manera obtiene un reconocimiento que le ayuda a elevar su autoestima. El Noveno es un alma grande, pero muy necesitada de afecto, es muy decidido, arriesgado y hábil en lo que se propone, solidario, se exige mucho a sí mismo y busca allanar el camino a los suyos para allegarles la felicidad que anheló en su momento para él. El décimo tiene un espíritu alegre, animoso y le gusta contagiar el buen humor, en apariencia, se conforma con poco, lo que tiene lo disfruta al máximo, pero en el fondo quiera tener más cosas a su alcance, para satisfacer, más que sus necesidades, las necesidades de los suyos.
Al término de mi relato hice una pausa esperando el comentario de mi madre, pues para mí es la única calificada para evaluar mi apreciación; ella se me quedó mirando como tratando de ir más allá de un escaneo externo, después rompió el silencio con estas palabras: Sólo has mencionado a nueve de mis hijos, ¿qué me puedes decir de tu persona? Si no dije nada de mí, es porque estaba esperando que tú me definieras, porque yo sólo soy quien narra la anécdota y eso tal vez, hable mucho o poco de mi persona.

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