Ayer me comentaba un primo que vive en la Ciudad de México, que va  a diversificar sus estrategias para mantenerse en activo en los negocios; se dedicaba casi exclusivamente a la venta de  instrumentos musicales de medio uso, pero refiere que ya no le será posible acudir a los sitios donde exhibe sus equipos musicales y lo hará por internet; me invitaba a que buscara yo alguna otra actividad para mantenerme activo, social y económicamente en la nueva modalidad, a la cual nos está empujando la pandemia, y también comentó, que pensaba dedicarse a  la compra y venta de autos Volkswagen usados, exclusivamente el modelo tradicional y la combi, pues consideraba que ya eran autos de colección. Al mencionar la Combi, recordé el hecho de que mi madre adquirió una para movilizar la mercancía que vendía (equipos para oficina y el hogar) en algunos municipios de nuestro Estado, incluso, en Cd Valles, SLP, pero sobre todo, recordé el hecho de que pensó en el transporte para movilizar a su numerosa familia cuando viajábamos a San Francisco, Santiago Nuevo León; a mí me hacía el honor de ser el chofer, pero también de organizar los viajes y asegurarme que no nos faltara nada, así es que además de las abultadas maletas, también llevábamos catres plegables, cobertores, almohadas, algunos enceres de cocina,  bolsas con alimentos , regalos para los abuelos y para la tía Chonita; todo me parecía estupendo, pues era un reto para mí el poder acomodar todo aquello y después acomodar a mis hermanos en lugares estratégicos para que no se fueran peleando durante el trayecto. Por lo regular salíamos de Ciudad Victoria  a las 5 de la mañana; mientras amanecía, mi madre siempre estaba muy atenta a mi forma de manejo, y me pedía una velocidad moderada, y mientras los demás dormían, platicábamos lo que muchas veces no hacíamos cuando estábamos en casa, ya sea porque ella siempre estaba súper ocupada atendiendo a la prole o a los clientes de su mueblería “Muebles Mary Carmen” que fue uno de sus mayores orgullos; me comentaba el cómo, de ser una vendedora por comisión de varias mueblerías de aquí y de Monterrey N.L., llegó a conocer tanto el negocio de la venta de muebles para el hogar y la oficina, que esperó el preciso momento para independizarse y poner su propia empresa. Mi madre sumamente hábil para ello, no sólo se dedicó a hacer algo de dinero, sino que ayudaba a todo aquél que le pedía apoyo, me comentaba que algunos de los médicos especialistas que llegaron en aquella época a Cd. Victoria, le pedían crédito para amueblar sus consultorios, lo mismo hicieron otros profesionistas de mucho prestigio en la localidad y la región.

Cómo disfrutaba de aquellas amenas charlas en el habitáculo de la Combi, ambos deseábamos que amaneciera y llegar a Linares o  Montemorelos, para tomar café o algún jugo de naranja, pero lo mejor, era cuando llegábamos a San Francisco, sobre todo, cuando los abuelos no nos esperaban y por cosas del destino, la que nos  recibía era la abuela Isabel, que al salir  con su paso rápido de la tienda de Abarrotes Caballero, a rumbo a la casa de la familia,  al escuchar el claxon de la Combi, se detenía a medio camino y afinaba su vista para comprobar que aquel tumulto de gente amontonada en aquella camioneta, era nada más y nada menos que Ernestina y sus hijos, que emulando a la Familia Burrón, algunos con la prisa de bajar  dejaban ropa y zapatos regados en el cruce de la calle; entonces la abuela Chabela llena de emoción, tomaba su delantal café de cuadros, para secarse las lágrimas y después casi corriendo, ir a avisarle a Chonita que habíamos llegado. Después del saludo, mi madre dirigía a la cocina para preparar el almuerzo, y con una sorprendente velocidad elaboraba varios aquellos deliciosos platillos y se ponía a hornear algún pan para el postre; después les entregaba los obsequios a mis abuelos y a la tía Chonita.

No me cabe duda que mi madre ha sido una mujer admirable en todos los sentidos: Buena hija, buena hermana, excelente madre, maravillosa abuela, bisabuela,  extraordinaria amiga, hermosa,  trabajadora, bondadosa a mas no poder, pero sobre todo, llena de amor para todos, los que necesitamos de ese amor y los que sin necesitarlo lo recibieron a raudales.

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