Cuando tenía amigos cercanos, solíamos hacer planes los fines de semana para pasarla bien, nos repartíamos las comisiones para que no faltara nada, pues una vez iniciado el evento todos pudiéramos disfrutar la reunión sin perdernos detalle.
Siempre supe que lo mejor de aquellos inolvidables encuentros eran los temas que abordábamos sobre nuestras vivencias, lo que nos daba la oportunidad de fortalecer los lazos de amistad que nos unían, y si existía algún reto que requería la colaboración del grupo, nos solidarizábamos y nos comprometíamos a apoyar hasta resolver favorablemente cualquier situación; sólo cuando tratábamos temas muy sensibles, cada quien buscaba un diálogo íntimo con aquél al que se consideraba que tenía más experiencia o madurez, y respetábamos sus consejos como si se tratara de un padre.
Sin duda, todavía hay grupos de amigos cercanos que se reúnen y siguen fomentando los lazos solidarios que mantienen una indisoluble amistad e igual, disfrutan un cumpleaños, que la celebración de un ascenso en el trabajo, o el nacimiento de un nuevo miembro de la familia, pretextos sobran, incluso, cuando ya está establecido algún acuerdo de reunión de los fines de semana, muchas veces entre semana se tiene la ilusión de la llegada de ese día.
Alguien me rebatía, el hecho de que este tipo de eventos, realmente se debían a la necesidad de estar cerca de los amigos, me aseguraba, que la verdadera razón, radica en que son el mejor motivo social, para consumir bebidas alcohólicas, ya que el consumo de ellas, exhibe la adicción que se tiene a las mismas. Tal vez tenga razón, pero, yo creo, que detrás de todo ello, el ser humano busca siempre desahogar sus tensiones y ese tipo de bebidas contribuye a su desinhibición, lo que le permite liberarse de todo aquello que le causa malestar, o compartir aquello que tiene un significado gratificante, y debe de compartir con quienes se muestran solidarios e igualmente disfrutarán.
En estos momentos, lo que en verdad extraño, es a mis amigos cercanos, algunos se han marchado para siempre, otros, se encuentran ausentes y lejanos a mi sentir, pues la vida, por necesidad, les exige atender otras prioridades.
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