“La elección más difícil que un político debe hacer es si debe ser un hipócrita o un mentiroso…”

Frase popular

El anecdotario político de Tamaulipas es tan amplio como divertido, pero se debe tener cuidado. En ocasiones su aparente jocosidad contiene mensajes que los tamaulipecos no debemos soslayar.

Una de esas vivencias tiene como protagonista al diputado federal Erasmo González Robledo, quien además de sus dotes camaleónicas para cambiar de color y de posturas un día sí y otro también –como ya se ha visto– es una figura que nutre con frecuencia las páginaS de la picaresca estatal.

Una de sus andanzas más cercanas se remonta a apenas unos meses atrás, cuando buscaba primero ser candidato a gobernador y ahora en su auto promoción para ser el siguiente alcalde de Ciudad Madero.

De acuerdo a las versiones de los dueños de algunos restaurantes de postín en la zona sur, don Erasmo solicitó crédito en esos negocios para celebrar festines que disfrazaban cónclaves partidistas. De buena fe, varios de ellos –siempre conforme a sus dichos– cayeron en el garlito y le aceptaron su palabra.

Hoy, un paquete de cuentas de esos negocios que supera los 200 mil pesos sube y baja pisos en el Congreso de la Unión con pésima fortuna, porque el diputado afirma no tener para pagar pese a las cuantiosas dietas que su puesto conlleva.

Dos lecciones están a la vista: Una, no hay que confíar en un político desleal. Y dos, los maderenses ya saben por quién no votar cuando haya cambio en la alcaldía…

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

El escenario es inquietante. No sólo para el tema que abordo en estas líneas, sino para prácticamente toda actividad humana.

Me refiero a la Inteiigencia Artificial.

Unos días atrás presencié una conversación –realmente lo fue– entre el periodista Joaquín López Dóriga y una “periodista” virtual a la cual llamó “Nat”, que ya aparece en los noticieron de Radio Fórmula, donde ocupará un espacio en forma permanente como conductora o difusora de información.

Impresionante, es la primera palabra que se me vino a la mente.

Sin embargo, quienes nos dedicamos al periodismo y podríamos temer con justa razón un desplazamiento laboral, me parece que aún podemos dormir tranquilos, aunque no por mucho tiempo, hay que admitirlo.

Tengo dos motivos para pensar de esa manera. Uno laboral y otro muy humano.

El primero, que profesionalmente es el más importante, es el relativo a la información que manejarán figuras digitales como “Nat”, que se deriva de una pregunta de López Dóriga: “Yo reporteo todos los días y a toda hora, ¿Cómo vas a reportear tú”?

Lo que contestó Nat es revelador: “La informacion vendrá de agencias, periódicos, sitios de internet y otras fuentes”.

En otras palabras, Inteligencia Artificial no tiene todavía la capacidad de generar su propio material y dependerá de lo que recoja y seleccione de esos espacios. Será una especie de eco muy oportuno seguramente, pero sin capacidad para dar seguimiento a un evento o para recabar material para un reportaje propio. Punto para los tundeteclas y los jefes de información.

El segundo hace evidente que la IA padece de un problema de origen: Es alimentada por humanos y eso la hace víctima de las fallas de estos.

Al final de la plática, López Dóriga le dice a Nat: “No sé si pronto te vea sentada aquí en esta silla”, refiriendose al relevo de su puesto.

La respuesta no la pudo armar mejor alguno de los cargamaletas que abundan en el servicio público: “Nunca podré superar tu capacidad y el conocimiento de todas tus vivencias que tienes en tu persona”. ¡Ole!…

El saldo fue otro punto en contra para Inteligencia Artificial.

Así que quienes teman ser reemplazados a corto plazo por estos personajes virtuales, no dejen de preocuparse porque esto no termina aquí, pero por lo pronto con lo que tendrán que competir será con una nueva especie digital de lamesuelas que para su desgracia es programada por un ser humano, con todas las debilidades de éste.

Y como dice la voz popular: “Y muy arrastrado, para acabarla de amolar…”

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