El fin de semana corrieron ríos de tinta y de megabytes en torno al expresidente Luis Echeverría Álvarez (LEA) con motivo de su fallecimiento, el tema fue abordado no sólo por periodistas  y analistas, sino por integrantes de la sociedad, algunos porque vivieron su gobierno y los años que antecedieron a su mandato que tiñeron de sangre el suelo mexicano, otros que sólo conocen su actuación a través de terceros porque eran niños o jóvenes en los años 1970-1976, también emitieron su opinión. Y pese a que su mandato concluyó hace 45 años, todavía están vivos esos episodios en la memoria colectiva.

Sin embargo don Luis merece un juicio más justo, pero la historia parece negarle ese derecho y se centra en los temas de genocidio y de represión, pocos han hecho referencia al crecimiento del país logrado en su administración que alcanzó el  6.1 %, o de haber creado el INFONAVIT, de proporcionar un fuerte impulso al campo, o al interés por el desarrollo de los puertos marítimos, es cuando se inician los llamados “puertos industriales” de cuatro que fue la propuesta inicial, los que más despegaron bajo su gobierno fueron Lázaro Cárdenas y el de Altamira por su inmejorable ubicación y conectividad con el país.

Pero además el echeverrismo se distinguió por una política exterior activa y para ello creó el Instituto Mexicano de Comercio Exterior, encargado de entablar negociaciones con otras naciones e instancias internacionales, fue el antecedente de la actual Subsecretaría de Comercio Exterior del Gobierno Federal, que establece políticas, defensa de los tratados y acuerdos internacionales, y toda la operatividad para facilitar el comercio exterior.

Otro aspecto fue la llamada Revolución Verde que bajo el slogan, “Que sólo queden los caminos sin sembrar” adquirió significación en su gobierno; igualmente el extraordinario apoyo a las mujeres campesinas a las que acercaron lo necesario para capacitarlas en la producción y comercialización de conservas de frutas y de talleres de corte y confección, con la instrucción precisa a los gobernadores (todos priistas) de proporcionar las máquinas de coser necesarias y promover las ventas de su producción.

Se crearon balnearios campesinos infantiles en las zonas más pobres del país, obviamente se fundaron escuelas rurales, y eran frecuentes las giras presidenciales al campo mexicano. Por ejemplo si el Presidente presidía un evento en Hermosillo, Sonora, concluido el evento en la zona urbana, de manera imprevista decidía visitar la zona rural cercana.

En los años 1974, 1975 y  parte de 1976 me tocó cubrir las fuentes del DIF Nacional y posteriormente Los Pinos, lo que puedo aportar sobre los Echeverría es que sostuvieron un contacto muy directo con las clases más modestas del país, las giras presidenciales siempre estuvieron marcadas por una agenda con presencia en el medio rural, para escuchar de viva voz de los campesinos y las mujeres campesinas su problemática y aportar soluciones.

Una tamaulipeca en el “echeverrismo”

 En el sexenio de Echeverría se creó un liderazgo que representó a las mujeres campesinas dentro de la CNC, para darle mayor atención al género que en esa época aún no tenía un lugar preponderante en las políticas públicas del gobierno, mucho menos podía pensarse que un elemento femenino fuera la Secretaria General de la central campesina más importante del país.

 Ese sub-liderazgo por llamarlo de alguna manera lo ocupó una tamaulipeca, Doña Aurora Cruz de Mora primera alcaldesa de Tamaulipas, quien gobernó Altamira por dos años (1961-1962), y fue la segunda jefa edilicia a nivel nacional.

Suponemos que esa distinción para la tamaulipeca, que era líder natural campesina en Altamira, se debió a la intervención de don Enrique Cárdenas González por su cercanía con LEA.

En una ocasión, luego de que el Presidente Echeverría presidió un evento en Xalapa, la “compañera” Esther (así le gustaba que la llamaran) Zuno de Echeverría emprendió un recorrido desde este punto geográfico hasta Catemaco, nos hicimos 9 horas (en esa época se hacían 3:30 horas, hoy con 2 horas se recorre el trayecto). La larga jornada se dio, porque la señora Echeverría quiso pararse en cada ejido, obviamente todo era espontáneo, no les dio tiempo ni de barrer el jacal.

Y sobre la marcha, Doña Esther giraba indicaciones para acercarles alimento y granos para sembrar, esa vez la acompañaba la señora Hilda, esposa de Jorge de la Vega Domínguez, en esa época Director de CONASUPO, y ya se puede usted imaginar las recomendaciones para hacérselas llegar a don Jorge.

Echeverría ocupaba todos los días la nota de ocho columnas de los diarios de la Cd. de México, pero esos espacios eran para temas de mayor relevancia, para el Jefe de Estado, que alguna vez soñó con presidir la ONU cuando concluyera su mandato, lo cual no ocurrió. Las acciones que se realizaban en las colonias populares de las grandes ciudades o en los ejidos no ocupaban esos espacios, pero la prensa de provincia si los difundió y destacó en su momento.

            ESPÍRITU DE IZQUIERDA DENTRO DE UN GOBIERNO DE DERECHA

 Por estas acciones a Echeverría se le tildó como un presidente de izquierda, porque no era costumbre que un Presidente de la República le pusiera interés y sobre todo gastar presupuesto en este tipo de tareas en beneficio de los más pobres, por eso es que muchos comparan al presidente López Obrador con don Luis.

En los temas humanos, cuando ocurrían desgracias, Luis Echeverría Álvarez acudía personalmente a examinar cuáles eran las condiciones y dictaba instrucciones sobre la marcha. En el caso de Tamaulipas en las inundaciones de 1976 el Presidente Echeverría arribó a Tampico y luego de sobrevolar las zonas afectadas presidió en la Sala de Cabildos del Ayuntamiento una junta de trabajo con alcaldes y la participación del gobernador y amigo personal del Presidente, don Enrique Cárdenas González.

También hizo algo similar después del temblor que afectó a Ciudad Serdán Puebla, donde se destruyeron infinidad de viviendas en la zona suburbana y autorizó recursos para la construcción de casas.  

Sin duda don Luis fue un gobernante con alto sentido humano.

Las visitas al Brujo Mayor de Catemaco

 Para el anecdotario le comparto que el matrimonio Echeverría acostumbraba atenderse con el brujo mayor de Catemaco, Gonzalo Aguirre, conocido por organizar Convenciones de brujos en cuya agenda incluía carreras de lanchas y otros atractivos turísticos. Este hechicero contrataba espacios en la revista Life en español, famosa por sus fotografías a color.

En esa época la comitiva de prensa para cubrir la agenda presidencial era de entre 120 0 130 elementos entre periodistas, fotógrafos, camarógrafos, auxiliares para las versiones estenográficas y personal de apoyo para montar las oficinas de redacción para el desarrollo de las tareas de, en el caso del DIF se reducía a 70 elementos aproximadamente. Eran los tiempos en que la información se transmitía por teletipos que era un dispositivo telegráfico y esto obligaba a que técnicos transformaran los escritos periodísticos en una tira perforada, una vez codificado la información podía ser transmitida a cada periódico.

En esas giras unas veces nos transportaban en el avión “Francisco Zarco” que era el oficial para la prensa, aunque muchas veces estaba descompuesto, y nos encomendamos al Supremo cada vez que lo abordamos, otras ocasiones tomamos vuelos comerciales, incluso alguna vez nos regresaron en tren de Monterrey a la ciudad de México porque el avión de prensa se descompuso.

Todo esto para comentarles que en una ocasión Doña Esther nos invitó a permanecer tres días en Catemaco (fue cuando tardamos 9 horas en carretera en dos autobuses éramos unos 75 elementos), mientras acudía a su consulta con el Brujo, mismo lapso en que Don Luis arribó vía aérea para reunirse con este personaje.

Quizá por la intensa propaganda que el Brujo Mayor logró en impresos nacionales que lo entrevistaron se hizo una celebridad, y  comentaban que todos los que querían ser presidentes de la República o gobernadores acudían a consultar con el Brujo Mayor. Pienso que don Gonzalo Aguirre era el que filtraba esas versiones para hacerse de más fama y atraer clientela dispuesta a pagar lo que fuera con tal de lograr el poder.

En fin quisimos compartir con usted estas facetas poco conocidas de Don Luis Echeverría y su señora esposa, hoy ambos ya no están con nosotros pero quienes tuvieron el privilegio de convivir con ellos o tratarlos guardan seguramente un grato recuerdo por su afabilidad y generosidad con las clases más desprotegidas.