A todos nos sucede: llamas a cualquier instancia telefónica de trámite, pagos o algo similar y nos atiborran de opciones y al principio la famosa declaración de privacidad, por si queremos escucharla. Creemos que nadie se va a esa opción o nadie la escucha, pero el caso es que, curiosamente, nuestros datos privados son más públicos que un pasaje en micro.

Hay términos que hemos escuchado a través de los años como el “secreto bancario”, sin embargo, hoy cualquiera tiene nuestros datos, cuentas y demás, propiciando un terror en casa, porque la información está sujeta al mejor cliente, y puede ser utilizada para aspectos negativos, y lo sabemos, por eso nos apanica el asunto.

Hoy, hay una nueva modalidad de extorsión bancaria telefónica, y le pedimos esté muy pendiente, porque ya mucha gente ha caído en el engaño que o busca más que quitarle su capital.

Casi todos los que trabajamos parra alguien tenemos una tarjeta de nómina o débito; estos individuos llaman a su hogar, sin saber cómo consiguieron el teléfono -cambiando de banco según las respuestas- y le dicen que “el día de ayer se hizo una compra con su tarjeta de débito por XXX miles de pesos”, lo que nos preocupa porque a veces son sumas grandes, y aunque no fueran, es nuestro dinero y nuestra tarjeta.

Hacen todo el protocolo de pasarlo a la extensión de fraudes, con el funcionario específico y más, pero no se dan cuenta que alguien está acá, trabajando sobre su cuenta.

Lo hacen con tal seguridad que pensamos que es cierto. Nos piden confirmar la compra, y como la rechazamos, nos “trasladan” al departamento correspondiente. Es cuando inicia el protocolo: “deme su nombre completo, dirección, número de tarjeta y nip, así como número confidencial, es decir, todo.

Le hacen saber que ya está protegido, y es cuando actúan: ya tienen los datos necesarios y hacen compras con su crédito que en realidad es de usted.

Llevan a cabo todo el procedimiento de preguntas, y se ostentan como funcionarios bancarios, de los que atienden cuando sí hacemos uso del servicio de referencia.

Es peligroso, porque en un descuido nos quedamos sin capital. Hoy en día prefieren ellos las tarjetas de débito y no de crédito, suponemos, porque es dinero que se llevan sin problema en una transacción o algo similar.

Deseamos sinceramente que las autoridades cibernéticas y bancarias tomen cartas en el asunto: hay miles de afectados, pero también es necesario volver a revisar la regulación de la guarda de datos y la famosa confidencialidad, porque no es posible que le llamen a su casa, su móvil y tengan todos los datos correctos: quiere decir que alguien les está dando la información.

Sería interesante escuchar a los banqueros y su postura al respecto, porque afecta a sus tarjetahabientes, cuentahabientes, a sus clientes en general.

Proteger nuestros datos y nuestro patrimonio., ya hay indicaciones de parte de distribuidores de celulares, en el sentido de no dar datos, vigilar las contraseñas y no guardarlas en el móvil y más, porque cada vez sacamos una medida de protección, y ellos, los ilegales, sacan una para quitarnos nuestro dinero.
Muy interesante sería saber, sinceramente, quién les otorga esa información y por qué, o amparados en qué ley se puede disponer de la misma.

Estamos desprotegidos y queremos que la autoridad correspondiente haga algo por los millones de clientes de bancos, y que nos puedan otorgar la confianza de estar protegidos, porque, sinceramente, difícil resulta saber que te llaman y al rato que vas a una tienda a disponer de algún bien o a un cajero para sacar efectivo, resulta que ya no tienes nada.
Necesitamos hacer algo más por proteger nuestro patrimonio, y la autoridad también, apoyarnos en este propósito.

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