“Cuando comprendí que realmente mi meta primordial era sentir y experimentar felicidad, empecé  a hacer sólo aquellas cosas que me aportaban felicidad” (Jack Canfield)

Siempre supe que quería hacer el bien, mas, nunca imaginé, que hubiera tantas personas que se opusieran a ello, y no porque tuvieran algo personal en mi contra, sino por la desagradable sensación de no poder sentirse capaces de reconocerse a sí mismas como personas de bien. 

El que acumula resentimientos, terminará su vida sintiéndose miserable, y aunque el deseo de superar todas sus frustraciones lo lleve a lograr algunas metas personales, siempre pondrá en evidencia ante los demás, el deseo de querer hacer pagar a otros por aquellas malas experiencias que originaron su amargura.

No hay peor cosa, que estar bajo la presión de una autoridad que no reconoce sus errores, y busca afanosa y escandalosamente cubrirlos con el descrédito a los que considera sus opositores.

Ser feliz para mí no debería ser difícil, lo difícil siempre ha sido poder llegar a serlo, sin sentir pesadumbre por no poder hacer nada por aquellos que  por sí mismos se empeñan en ser infelices y en su desesperación, por su cercanía, te roban la energía que te mantiene ecuánime.

Hay personas que habitan en la medianía entre el bien y el mal, que por desgracia tienden a perder la oportunidad de emplear su cerebro para analizar las instrucciones que se les dan y aplican un criterio estéril y por ende, sus decisiones no benefician a nadie, sólo causan desesperanza.

Sentirme bien conmigo mismo, en un ambiente laboral extraviado en el individualismo, me exige en ocasiones, renunciar a mi ética, y eso riñe con mi naturaleza y aunque he luchado por “sentir y experimentar mi felicidad, haciendo solo aquellas cosas que me aportan felicidad” resulta tener más peso en mi decisión para llegar a hacerlo, la indolencia de aquellos  a los que en ciencia ficción, se conoce como Zombis.

Será que en todos estos años de desempeño profesional no he podido asimilar la esencia de la frase que cita “La supervivencia es del más apto”.

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