Que si estoy cansado, la respuesta es sí, pero aún no logro comprender si es por todo lo que he trabajado, o sólo por llevar conmigo la pesadumbre de no sentirme totalmente satisfecho con lo que hago con mi vida. Haciendo un repaso rápido de lo que he considerado como mis prioridades, podría decir lo siguiente:

Amor: Sí, he amado más de lo que esperaba, porque, aunque el amor no debería tener límites, con el tiempo te das cuenta que siempre es mejor dosificarlo, porque, aunque amaras sin esperar nada, amar tanto, condiciona una adicción inesperada, misma que te vuelve tan dependiente que te resulta casi imposible dejar de amar. Amar… claro… amar y ser amado, aunque no esperas que el amor que se recibe fuera el pago por haber amado tanto, más bien, quisieras que fuera un amor que se fundiera en tu alma y al sentir que es la misma esencia no recelaras cuando algo de amor te faltara.

Salud: He tenido la salud que me he procurado, y si acaso he enfermado de algo, mi mayor dolencia ha sido el estar enamorado, de eso se desprende mi tristeza, pero aclaro, no ha sido por no sentirme amado, porque en el amor no se debe exigir ninguna recompensa, ni si quiera renunciar a sí mismo para poder amar sin distinción y a complacencia. Pero ¿quién desearía enfermar toda la vida por seguir enamorado? Tal vez mi salud no requiera del amor que te lleva a la inconsciencia, a nadie le gustaría amar a un hombre enfermo y desdichado. Entonces he llegado a la conclusión de que estoy enfermo porque quiero, y si quiero, podría dejar de estar enfermo, sólo bastaría dejar de ser egoísta y permitir a otros que amen a quien quieran.

Trabajo: No hay nada mejor que servir con humildad al prójimo, pero siempre hay que estar alerta para no dejarse llevar por las apariencias, hay enfermos que no requieren la medicina comercial, porque su dolencia no es el reflejo del ataque de un agente externo, su principal agresor suele ser el mismo enfermo, porque mucho se empeña en tratar de resistirse al daño que  causa el ser obstinado y necio, al tratar de demostrarle a aquellos, que no logran comprender que su mal tiene un fácil remedio, sólo bastaría hacerle  creer, que es una prioridad que merece el respeto, la atención y la misericordia que otros le pueden obsequiar.

Dinero: Dicen que el dinero no da la felicidad, pero sirve para paliar los males; pero yo les digo, que no hay peor mal que el que se desprende de la creencia de que todo en la vida tiene un precio; la felicidad no tiene precio y se puede encontrar a la vuelta de la esquina, bástale a aquél que se dice pobre, abrir bien los ojos, escuchar y sentir la alegría de poder contarse entre los vivos, para que mil oportunidades encuentre para progresar.

Amistad: El maravilloso don de poder tener amigos implica una verdad, quien no ama a aquel a quien le dice amigo no tiene una amistad real. El amar a un amigo suele causar mucha contrariedad en una sociedad que pareciera preferir rodearse de enemigos, porque sus prejuicios no le permiten obsequiar una amistad sincera, además de sentir, que si llegase a amar a un amigo, le temería más al hecho de despedirse  de ese tesoro tan querido, que el morir.

Seguramente tengo otras prioridades, pero han de ser menores, porque no las recuerdo, o tan solo no quiera pensar por sentirme cansado, porque en la vida he trabajado mucho por amar, incluso, a quien no me ha amado, he perdido un poco de esa envidiable salud por ayudar a otros a estar a salvo, he trabajado sin descanso por demostrar que la felicidad plena se encuentra cuando logramos hacer feliz a nuestro prójimo; que el dinero podrá ser algo necesario, pero no valdrá para ganar el cielo; que la amistad y el amor son  indisolubles, que si te miran con los ojos de amor con los que miras, no encontrarán en ellos el pecado que suelen ver aquellos que no han amado.

 

Correo electrónico:

enfoque_sbc@hotmail.com