La semana pasada tuvo lugar una celebración muy especial en la esquina de los edificios A y H del Palacio Legislativo de San Lázaro, pues reinauguramos la librería del Fondo de Cultura Económica (FCE) y EDUCAL que, además de llevar bastante tiempo cerrado por la pandemia, se encontraba en realidad en un estado de deterioro y abandono verdaderamente lamentable. Desconozco las razones y circunstancias exactas de semejante olvido, pero no se requiere de ninguna ciencia para poder interpretarlo como el resumen de un olvido mucho más amplio y generalizado en el que estaban las instalaciones de la Cámara de Diputados.
EDUCAL se fundó prácticamente al mismo tiempo en que se fundara el Palacio Legislativo de San Lázaro, en 1982, y surge como empresa de participación estatal mayoritaria con el objetivo de diseñar, fabricar, importar y exportar material didáctico vinculado a las actividades del sector educativo nacional. Desde entonces ha sido una institución fundamental en los esfuerzos nacionales de difusión y generación de conocimiento y bienes culturales sin la cual es imposible comprender el desarrollo de la vida cultural de México del último medio siglo.
Con 23 años de existencia en Cámara de Diputados, la librería de EDUCAL tuvo primero una localización en la planta baja del Edificio E, pasándose luego a su actual ubicación en la esquina de los edificios A y H, en efecto, en donde vio pasar los años y las legislaturas en una esquina obscura que se escondía de los jardines de la Cámara y que no fue diseñado para el disfrute de legisladores y personal del recinto, con un inevitable y deterioro que vino a empeorarse todavía más con el cierre de pandemia, siendo así que, para revertir ese círculo vicioso, se proyectó un plan de restauración coordinado por el Museo Legislativo y la Secretaría de Servicios Administrativos y Financieros, que ha transformado por completo el aspecto de ésta que ahora pasará a ser una esquina consagrada a la cultura, los libros y el conocimiento, destinada a convertirse en la favorita de quiénes “habitamos” San Lázaro.
El Fondo de Cultura Económica, por su parte, es tal vez la institución cultural más importante de México por la cantidad de factores y de historia que se resumen en su andadura. Creado en 1934 a instancias de ese hombre extraordinario que fue Daniel Cosío Villegas, nace en un primer momento como proyecto editorial consagrado exclusivamente a la Economía con el propósito de “publicar obras de economistas mexicanos y extranjeros y celebrar arreglos con editores y libreros para adquirir de ellos y vender obras sobre problemas económicos cuya difusión se considere útil”, según cuenta Víctor Díaz Arciniega en su bello libro Historia de la casa (FCE, 1994).
Se trata de una necesidad histórica –la de contar con un sello editorial de escala nacional, en este caso concreto para la traducción de textos de Economía– detectada ya por Vasconcelos en su momento (no había lectores por el analfabetismo imperante, pero tampoco había libros), que recogió después Cosío Villegas para presentarlo en un primer momento a las editoriales españolas Aguilar y Espasa Calpe, que por miopía, petulancia o estupidez lo rechazaron, ante lo cual puso don Daniel manos a la obra para regresar a México y echar a andar ahora sí lo que terminaría siendo el proyecto editorial más importante de la América hispana con presencia prácticamente en todo el país y en todos los países de hispanohablantes, España incluida.
Con la llegada de la nueva administración federal en 2018, FCE y EDUCAL empezaron a trabajar de manera coordinada, de ahí que la librería de la Cámara pasó a ser no sólo de EDUCAL, sino también del FCE.
Esta doble trayectoria se reafirma con un nuevo impulso y todavía más energía en esta librería FCE-EDUCAL de la Cámara de Diputados, para cuyo diseño general se contempló la utilización de madera natural (triplay de pino) para estanterías y módulos de lectura distribuidos a lo largo de toda la superficie en un ambiente muy contemporáneo, dinámico y minimalista en donde se integran libros, maderas y plantas, aprovechándose además las virtualidades de una terraza que queda viendo a uno de los jardines laterales (el norte) del frontispicio, con ventanales que permitirán una entrada franca de luz natural que harán de este sitio un punto de encuentro cultural y artístico de gran potencial y vitalidad, porque además de los diversos descuentos con que contarán los empleados de la Cámara, esta esquina ha quedado ya lista para ser otro foro más dentro de los muchos que tenemos en San Lázaro para las actividades pensadas para la discusión, el disfrute del arte y la lectura, en beneficio no sólo de quiénes trabajamos en San Lázaro, sino también de nuestros visitantes.
Fue un evento genuino, nutrido y noble, que atiborró esa esquina de gente en una mezcla de diputados y funcionarios que nos reunimos todos en pie de igualdad para ser partícipes de una verdadera celebración cultural, y en la que destacó la presencia del diputado Miguel Carrillo en representación del diputado Ignacio Mier, presidente de JUCOPO, la diputada Aleyda Alavez, vicecoordinadora del grupo parlamentario de MORENA, los diputados Marcela Guerra (vicepresidenta de la Mesa Directiva) y Augusto Gómez Villanueva del PRI, Daniel Gutiérrez de MORENA y Gabriela Sodi del PRD y miembro y representante del Consejo Editorial, además, desde luego, de Juan Carlos Cummings, secretario de Servicios Administrativos y Financieros de la Cámara y nuestro querido amigo e invitado de honor, Fritz Glockner, director de EDUCAL, que dio un mensaje muy claro y emotivo conminándonos a todos a apropiarnos de ese espacio y, sobre todo, a leer todo lo que podamos, porque “las portadas [de los libros] son hermosas, imágenes lindas, pero, si no les colocamos la intencionalidad de la lectura, es letra muerta”.
Es motivo de gran satisfacción y orgullo el hecho de que la Cámara de Diputados renueve su presencia en la red de librerías de EDUCAL y del FCE con las que, literalmente, se da cobertura a casi casi todo un continente. Enhorabuena.
La autora es Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión