Hace una semana los mexicanos salieron a votar, a ejercer el derecho de elegir a sus gobernantes. En ese sentido, los tamaulipecos hablaron en las urnas y la mayoría de ellos expresaron un ¡ya no! al partido en el poder en el estado, dándole una oportunidad a una nueva fuerza política.
Más allá qué los colores gobernarán en los próximos meses, las alianzas políticas que se darán en el Congreso del Estado y las estrategias que deberán seguir los partidos para posicionar a sus candidatos rumbo a la elección de gobernador del 2022.
Lo más importante que nos dejó el 6 de junio, debe ser que los ciudadanos expresaron consciente, razonada y contundentemente en las urnas lo que quieren, un cambio de rumbo.
De acuerdo con múltiples autores e investigadores sobre democracia, la participación ciudadana en las votaciones, es sólo un elemento en la vida democrática, es decir, es parte del proceso que se tiene que hacer para alcanzar una democracia consolidada.
¿Por qué digo que lo más importante del 6 de junio fue la participación ciudadana? Porque estas elecciones nos dieron una elección a todos, a los gobernantes, a los políticos, a los partidos, a los ciudadanos y hasta a los incrédulos que no creen en la democracia.
Tamaulipas vivió una participación histórica para una elección intermedia federal, cuando tradicionalmente las votaciones eran de menos del 40 por ciento del padrón electoral. En está ocasión, se tuvo más del 50 por ciento de participación ciudadana en las urnas.
Más allá del voto corporativo, el acarreo, las casas amigas, las entregas de tinacos, despensas y hasta compra de votos con dinero en efectivo o vía tarjetas de depósito, que lamentablemente se siguieron dando. Los tamaulipecos salieron a votar masivamente, a vencer a aquellos que quieren ganar haciendo trampas y socavar la democracia.
No hay que olvidar qué durante más de 90 años, Tamaulipas fue gobernado por un partido único y hegemónico, por lo que de forma masiva hace cinco años, los ciudadanos le dieron la oportunidad a otra fuerza política, y hace una semana se han decido por una nueva opción que les promete esperanza y bienestar.
Más allá de colores partidistas, la lección que nos dejó el 6 de junio debe ser, que los tamaulipecos nos estamos convirtiendo en una ciudadanía interesada, informada y consciente en temas políticos, una ciudadanía que señala, crítica y evalúa a sus gobernantes y lo más importante, que los califica en las urnas.
Los ciudadanos son una pieza fundamental en la toma de decisiones, son una voz que desea ser escuchada y que cuando no se está de acuerdo con el camino que se lleva, se puede cambiar de rumbo.
Los futuros gobernantes no deben de echar las campanas al vuelo, no deben confiarse y creer que porque la mayoría de los tamaulipecos votó por ellos, en automático serán aplaudidos y celebrados por todo lo que hagan.
Al contrario, los ciudadanos están ávidos de resultados, deberá ser rápida su curva de aprendizaje y trabajar por el bienestar de la gente. Porque de no ser así, en unos años serán calificados en las urnas y quizá los tamaulipecos se desencanten ahora por ellos, buscando en una nueva fuerza política lo que estos no pudieron darles.
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