A 72 horas de que se cumpla el plazo de 30 días, para que el Senado emita la declaración de ausencia del propietario y suplente del escaño que dejó vacante el Dr. Faustino López Vargas fallecido el 8 de octubre pasado, no hay signos de interés por desahogar este tema, ni por la parte convocante, ni por los partidos políticos que no han emitido ningún comentario al respecto y tampoco se les ve muy interesados en subirse al ring.

Casi agotado el plazo de 30 días, pareciera que esta tardanza es porque buscan los argumentos legales que pudieran permitir evitar la celebración de elecciones extraordinarias. Argumentos para cancelar este procedimiento sobran, pero falta la base legal y los antecedentes de jurisprudencia para cambiar el rumbo de la historia.

Todos tienen claro que la senaduría en cuestión fue ganada limpiamente por Morena en 2018 llevando como candidatos al Dr. Américo Villarreal Anaya y como suplente al doctor Faustino, moralmente es una posición que pertenece a Morena y que no debiera de ser sometida a una elección. También existe la percepción de que la corriente guinda será la triunfadora, y que el resto de los partidos sólo van a legitimar la ascensión de un morenista a la Cámara Alta.

Este marco de circunstancias da pie a generar reformas para casos futuros, porque en el caso de fallecimiento o incapacidad física por enfermedad o accidente, debiera buscarse el sustituto en la lista de plurinominales, que me dirán es otro tema, pero insistimos es el caso de una posición ganada limpiamente por un partido específico.

A nuestro ver, si el senador suplente abandona la curul por ir tras otro puesto de elección popular o por cualquier motivo personal,  si debe procederse a una elección porque la petición de licencia es una renuncia voluntaria.

Sobre el plazo también debe modificarse,  porque realizar una campaña que representa un gasto importante cuando es a nivel estatal, como es el caso, no es redituable año y medio de sueldos y dietas, incluso dos años no lo justifican. Un mínimo de tres años de ejercicio compensaría la inversión económica tanto de los partidos y de los candidatos, así como del propio INE que tiene que enfrentar los gastos de organizar una elección inesperada.

            PROPUESTAS PARA REFORMAR LA LEY ELECTORAL

Hay una propuesta para reformar la Ley Electoral que sugiere la desaparición de los suplentes de senadores de la República, en virtud de que aun, cuando se diga que representan los intereses de su entidad federativa, la realidad es que los temas que revisan y aprueban son de carácter nacional  y votan por ellos o los rechazan en virtud del impacto que esto tiene en el país.

Esta iniciativa de reforma que data de 2014, propone que al desaparecer las suplencias, los elementos que en un momento dado tuvieran que sustituir al Senador propietario se tomen de las listas plurinominales. En otra ocasión analizaremos este tema con mayor amplitud, pero lo traemos a cuento en este momento, porque se identifica con el hecho de que se requiere reformas políticas para resolver circunstancias emergentes, inesperadas, a las que hay que dar curso con respuestas realizables sin infringir la ley y satisfacer las necesidades del momento.

El tema es que de un momento a otro, tiene que haber una reacción del Senado de la República ante la vacante existente.

También hay que mencionar, que actualmente de acuerdo a la distribución de las 127 curules vigentes, el hecho de que la vacante 128 la gane, quien la gane, no hace más fuerte, ni más débil a ninguno de los partidos. El voto mayoritario está y seguirá estando en manos de Morena con 60 escaños que tiene en este momento. Y los demás partidos están de la manera siguiente: PAN 20 senadores, PRI 13, Movimiento Ciudadano 12, Partido Verde 6, PT 5, PES 4, PRD 3 y sin grupo parlamentario 4.

Hay mayoría simple para Morena, pero no las tres cuartas partes que requieren para Reformas Constitucionales y eso la curul 128 no lo modifica.

Así las cosas, la elección en cuestión además de poner a prueba la operación política bajo la mano del primer gobierno morenista de Tamaulipas, resulta atractiva, pero no definitiva para quienes buscan crecimiento político, la sucesión estatal está aún muy lejana, y quien resulte senador en 2022 lo mismo puede reelegirse que quedarse en el camino, con un sucesor en los comicios de 2024 que de más “color” rumbo a la sucesión estatal.