Los resultados de las elecciones intermedias desde finales del siglo anterior arrojan resultados adversos a los grupos en el poder, en algunos casos representan o son la antítesis de los resultados de la elección inmediata. Pero no obstante a ese comportamiento de la población ante las urnas, quienes gobiernan ignoran a la masa electoral.

En el proceso que concluyó el domingo anterior la lección de la población se encamina en sentidos distintos, pues los resultados no satisfacen parcial ni de manera total a quienes disputan el poder, algunos de estos amanecieron el día siguiente desconcertados, desde el Presidente de la República hasta el ciudadano de a pie.

Los postulados de la sociedad en general se cumplieron sobre los resultados que satisfacen al gobierno federal, como es limitación para frenar una mayoría calificada en la cámara de diputados. Y es un mensaje contundente para el Partido Morena de que los votantes a su favor no son permisivos y que están en desacuerdo con los excesos.

Y en los gobiernos estatales y municipales la población mayoritaria ejerció su derecho en un sentido contrario a los intereses de la autoridad gubernamental, votó por candidatos desconocidos para hacerse notar que prefieren a alguien que no había estado en las boletas, que incluso ni siquiera hizo campaña por falta de recursos, de infraestructura y equipo.

La población le dio nombre y lugar a los ignorados de la historia con un reconocimiento social y aunque hay quienes insisten en que fue determinante la marca de la casa, contradictoriamente esa misma denominación fue desairada donde ese instituto, movimiento o partido ha obtenido triunfo.

Por ello, los resultados son de la población no de los partidos o de los gobernantes, por ello la enseñanza del ejercicio del domingo anterior tuvo como destinatario a quienes están en el poder y aspiran a seguir en ese estado de vida.

Es por lo mismo una franca irreverencia, un desdén sin precedente y no hay forma de sostener que es un hartazgo, pues este se pudo justificar para un partido que estuvo 80 años en el poder, no 4 ni 3 años. Lo cierto es que los ciclos de gracia de la población son cada vez más cortos. Y más enérgicos los llamados de las poblaciones.

De manera que los resultados son un motivo de profunda reflexión no para quienes organizan las votaciones sino para quienes destinan acciones y recursos, también para quienes endulzan el oído de los aspirantes que de manera ordinaria viven dentro de la burbuja electorera.

Lo sorprendente es hasta donde llegan las aspiraciones ilusas de prospectos flotantes que no pisan el terreno sino hasta que topan con una historia distinta a escenarios falsos creados por segundos o terceros, cuyo interese están alejados de fin último.

Los órganos electorales estatal y federal puntualmente informaron desde la noche del domingo los resultados de las elecciones, la mayoría fueron irreversibles, pero el proceso estuvo tan apretado que ninguno de los contendientes ondeo las banderas.