¿Realmente Xicoténcatl González es un factor que pueda derrumbar el proyecto electoral de Acción Nacional en la capital tamaulipeca?

Para tratar de responder, le invito a navegar en el mar de las suposiciones. Va la primera:
Si las elecciones hubieran sido una semana después de su salida, cuando el municipio ardía en indignación por el detestable papel del ex alcalde, hasta un perfecto desconocido podría haber descarrilado al PAN.

Aventuro una segunda suposición; Si las elecciones hubieran sido dos meses después de ser echado Xico, lo más probable es que el partido azul también habría sufrido una derrota, pero no tan contundente.

Hoy, más de seis meses después de dejar esa silla, el ex edil ha dejado de ser un escalón al que todos pisan, no porque haya rescatado su honor o su credibilidad, sino porque a estas alturas muchos victorenses lo han echado al cesto de la indiferencia e incluso algunos hasta del olvido y sólo es tema cuando los candidatos opositores al panismo lo reviven al tomarlo como manguera para arrojar lodo.

La razón es la flaca memoria de los mexicanos, defecto al que no somos inmunes los tamaulipecos.

La historia lo deja claro. En política lo que hoy es un escándalo un tiempo después se vuelve una anécdota y al paso de los meses y años pasa a ser un archivo más de los recuerdos que no genera ni frío ni calor. Para algunos quizás será siempre vigente por los agravios recibidos, pero la gran mayoría lo ubicará como una raya más en la piel del tigre.

Este escenario lo deberían tomar en cuenta los candidatos a la presidencia municipal capitalina opuestos al panismo. La mayor parte de ellos desprovistos de atributos, invocan el pésimo desempeño de González Uresti para enviar el mensaje de que si ellos son malos, el antecesor era peor y por lo tanto ellos son mejores, en un sofisma manoseado que lo único que logra es hacer más evidente la pobreza mental de esos aspirantes. Hasta para eso dejó de ser útil Xico.

Lo diré si me permite, en unas pocas líneas, lo que muchos victorenses estoy seguro comparten en su visión de esta querida comunidad.

Los ciudadanos queremos ver en un candidato al alcalde que generará empleos, que mejorará la infraestructura urbana y que nos hará sentir más seguros entre otros avances y no a un futuro intendente –con todo mi respeto para esos trabajadores– que sólo ofrece limpiar los baños.
Más argumentos y menos denostaciones. Por favor…

LA FRASE QUE NADIE QUIERE OIR

Y para continuar con el tema de los candidatos, uno de los aspirantes a gobernar a Victoria acaba de mostrarnos en el presente lo que sería su administración si el voto lo llevara a la Presidencia Municipal.

Se trata de Eduardo Gattás, representante de MORENA.

En uno de sus eventos proselitistas, un reportero lo cuestionó sobre un tema que es evidente le quema hasta a los huesos al ex priísta: Una presunta denuncia sobre violencia familiar, que se dice pesa sobre este.

Iracundo y visiblemente descompuesto, en lugar de aclarar lo que hasta hace poco se manejaba sólo como cotilleo y ahora es uno de sus principales dolores de cabeza, Gattás eludió la pregunta y como reacción increpó al reportero para lanzarse contra la alcaldesa y aspirante a continuar su gestión y contra –otra vez– de Xicoténcatl y la impunidad que le otorgó el gobierno estatal.

Como dicen hoy los jóvenes: Nada que ver.

Es lamentable lo sucedido, pero lo grave es que el morenista parece anticipar en los hechos lo que sería la tónica de su administración si alcanzara esa silla: Utilizar cortinas de humo y atacar a sus adversarios políticos fabricando pretextos para no exhibir sus limitaciones, en lugar de enfrentar los problemas directamente para resolverlos.

Ojalá que no llegue a resonar en esta capital una frase muy incómoda, que nadie quiere oír, pero siempre apegada a una realidad:

Se los dije…

Twitter: @LABERINTOS_HOY