Debido a la limitación de recursos y el alto costo que representa los servicios de salud, se usa herramientas de Evaluación Económica para evaluar la efectividad de tecnología y servicios, su eficiencia y su costo, con enfoque social. Se identifica necesidades, planifica y ejecuta acciones. La Economía busca asignar recurso y maximizar el bienestar social a través de determinantes y condicionantes, demanda de atención médica, oferta de servicios, evaluación económica, etc.

El objetivo de la Evaluación Económica es estudiar la distribución del recurso disponible para obtener el máximo rendimiento posible, medido por la mejoría en indicadores de cantidad y calidad. Analiza opciones de procedimientos, servicios o tecnologías para resolver o prevenir un problema de salud; identifica alternativas, costo y beneficio. Continuamente se toma decisión sobre asignación de recursos acorde a posible beneficio que producen, lo que implica evaluación económica.

Si en un municipio se detecta que el reto es el parasitismo intestinal, asociado a condiciones higiénicas inadecuadas en la vivienda, se puede decidir asignar un porcentaje más elevado de presupuesto para la solución de problema higiénico ambiental, con relación a lo que se asignaría a otros programas, pues se busca resolver el principal problema de salud de la comunidad. Se valora para decidir: construcción de nuevos servicios sanitarios, promoción de salud para modificar hábitos higiénicos, disponibilidad de medicamentos, o combinación de ellas.

Los recursos consumidos en una actividad limitan realizar otra. Sí el presupuesto para resolver el parasitismo es $10 mil, la construcción de servicios sanitarios $20 mil y la actividad de promoción $8 mil; hay que aplazar la construcción y dar paso a la segunda opción y comprar $2 mil de medicamento, o limitar acciones de promoción y adquirir más medicamento. Razonar así es eficiencia económica, mayor beneficio posible (salud) a menor costo.

La eficiencia económica lleva asociados conocimiento del esfuerzo para producir salud, costo, y medir beneficios que reportan actividades relacionadas con ella en término monetario, en salud no es posible siempre en términos de producto: acciones (número de consultas), efecto (conocimientos, actitudes, cambios en hábito higiénico), impacto (indicadores de cantidad o calidad que se traduce en muertes infantiles evitadas, años de vida ganados)

Es necesario hacer el balance de beneficios versus costo y escoger la opción más eficiente. Ejemplo, se asigna al programa de prevención $5 mil y otros $5 mil a medicamento mientras el primero no de resultados. Los tratamientos son A y B. A con efectividad de 90 % y B 80 % (con ambos las personas gozan igual calidad de vida) A cuesta $10, y B $8, y %5 mil para medicamento para tratar a 500 personas con A y curar 450, y 625 con B y curar 500. Si el número de enfermos no pasa de 500 debe ser A; si el número de pacientes es mayor que 500, la elección es compleja. Con A se cura menos personas que con B. Si usamos A y el número de pacientes pasa los 500, el costo no es $5 mil, sino el número de personas dejadas de curar por no aplicar B. Si paralizamos el programa de prevención de salud a favor de A, el costo de oportunidad se refleja en costos recurrentes y persistencia del problema.