México está a un año del relevo presidencial. Tamaulipas lleva un año de relevo estatal. País y entidad federativa entienden la importancia económica y financiera que significa atraer inversión extranjera directa para lograr generar empleo digno y lo más estable posible. Las nuevas tecnologías, informática y energía limpia, se añaden al mercado tradicional de manufactura. La inversión indirecta es volátil. Mejores condiciones de mercado financiero atraen al capital extranjero que sin dificultad se instala en otras regiones. La inversión directa significa infraestructura, maquinaria, equipo, instalaciones, insumos, traídos del exterior, otros del mercado nacional. Es por todo ello una inversión que dinamiza y fortalece a la economía.

El punto vital para atraer capital de inversión directa con beneficio social es evitar que sea el bajo salario el atractivo base para el inversionista, pues esta situación permanecerá por décadas, por lo que se debe negociar salario digno y aumentos, con estímulos fiscales a determinado plazo, así aunque el gobierno no capte el 100% de impuestos al inicio, una vez vencido el plazo lo hará, además, el buen empleo genera impuesto y dinamiza la economía. La enorme brecha salarial entre países desarrollados y México permite al Estado Mexicano exigir mejor salario, la debilidad radica en el abandono de la clase trabajadora por la sociedad mexicana, no sólo por el Estado Mexicano.

Para lograr su proyecto de atraer inversión extranjera directa, México debe saber cuáles países pueden y cuáles son los renglones que les interesan. México debe capacitar a los jóvenes en manufacturas y dejar de echar al mercado licenciaturas sin opción de trabajo. Debe invertir en mano de obra calificada; en investigación y desarrollo; en el desarrollo humano, disciplina y capacitación, y seremos el blanco de inversión sólida.

En 2016, el flujo mundial de Inversión Extranjera Directa fue 1,7 billones de dólares, valor mayor entre 2008 a 2014, sin embargo se redujo 2% respecto 2015. Las economías desarrolladas recibieron 59% del flujo de IED (aumentó 5%), las economías en desarrollo recibieron (disminuyó 14%) El aumento de su inversión en el exterior fue por la Unión Europea y Estados Unidos, China fue el segundo origen tras Estados Unidos. Abordar el mercado exterior consolidó a China en la tecnología de la cuarta revolución industrial, lo que acotó el arribo de inversiones a América Latina y el Caribe que han caído por segundo año consecutivo. Brasil es el principal receptor (47%), con aumento de 6%. México cayó 8%, aun así es el segundo país receptor (19%) Las entradas en Colombia crecieron 16% y se posicionó como tercera economía con mayores ingresos (8%) Chile fue el cuarto país receptor de la región a pesar de caer 40%. Panamá concentró 44% de las entradas y completó cuatro años de aumento (creció 16%)

En 2010 cayó el precio de materias primas y afectó el flujo para recurso natural, es ahora 13% del total. Manufacturas y servicios aumentó 40% y 47%. Las nuevas inversiones: energía renovable, telecomunicación e industria automotriz (17%, 21% y 20%) y por segundo año consecutivo, energía renovable es la estrella con 18%; un tercio se fue a Chile y otro tercio, a México. 73% del total de la IED ingresó de Estados Unidos (20%) y Unión Europea (53%) Países Bajos, 12%; Luxemburgo, España, Canadá y Reino Unido, 8%, Alemania, Italia y Francia, 5%, Japón 4%, China, 1%.

Además de registrar menos inversiones, 2016 fue un año débil para las empresas latinas. Las salidas de IED de América Latina y el Caribe cayeron 47%, a 26 mil millones de dólares. En 2015, la mayor caída se dio en Brasil. En 2016 cayeron todos, excepto Argentina y Colombia. La industria se concentra en tres regiones: América del Norte, Unión Europea y Asia Un reducido grupo de países (Estados Unidos, Alemania, Japón, República de Corea y China) mantiene hegemonía en términos de producción, fabricantes de vehículos, proveedores y desarrollo tecnológico.