El fortalecimiento democrático está en nuestras manos todos los días, no solo el día en que debemos elegir a nuestros representantes. Sin embargo, el día “D”, como se le conoce coloquialmente, sin duda es el rey de la democracia.
Pues, ¿Con qué solvencia moral exige un ciudadano un mejor gobierno cuando ni siquiera va a votar el día que debe hacerlo?
Votar, además de ser un derecho, es una obligación jurídica en México.
Como lo he dicho y sostengo, no concuerdo con que hasta en las escuelas se ha enseñado a ver al voto como un derecho (artículo 35 constitucional) pero no así como una obligación (artículo 36 constitucional), y votar es ambas cosas.
Cito el artículo 36 constitucional, que la letra dice:
Art. 36.- Son obligaciones del ciudadano de la República:
I.-….
II.-…
III.- Votar en las elecciones…
Entonces si bien el ciudadano tiene la prerrogativa de acudir a elegir libremente a quien quiere que lo represente; también la constitución lo constriñe a participar. Expresamente dispone que es una obligación del ciudadano de la República, como recién expuse.
No obstante, la realidad es que siempre se ha hecho más énfasis en que es un derecho: la gente asocia el votar como un derecho, no como una obligación¡Hay que salir a votar, Tamaulipas!.
Comunicadores, la comentocracia y hasta los padres de familia, transmiten así la idea: “Hay que ir a votar, es nuestro derecho”. Considero que debe hacerse a un lado la costumbre de verlo y enseñarlo así.
Y en vez de ello, hacerse hincapié desde su enseñanza en que es una obligación, más allá de un derecho como tal; eso nos permitiría alcanzar participaciones mucho más elevadas y así realmente tener a los gobernantes que la verdadera mayoría cree deben estar.
Perdón que insista, estimado lector, pero resulta muy relevante el lenguaje del legislador: si desde su añeja incorporación al texto constitucional se pensó en dotar a la institución del voto con el carácter de “obligatorio”, ¡es precisamente por la suma importancia que reviste su ejercicio!
Lo malo es que no existe ninguna sanción/ consecuencia si no salimos a votar (cuestión que analizaré en otra colaboración), ya que se trata de una más de tantas normas imperfectas en nuestro país.
Como ve, si no se levanta a votar no pasa absolutamente nada, mas luego no se queje…
¡Hay que salir a votar, Tamaulipas! Hagámoslo por quien creamos es, de los tres, el indicado para gobernar bien nuestro Estado.
Nuestra siguiente oportunidad de hacerlo será hasta 2028.