“Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”…
Albert Camus

 

Habrá a quienes les parezca preocupante el anuncio de que tras el estancamiento del llamado Plan B en materia electoral impulsado por el gobierno federal, se haya anunciado que ahora se pondrá en marcha el Plan C en el mismo tema.

Tienen razón si eso se lleva a la práctica. ¿Por qué?

Me atrevo a aventurar una percepción personal:

Porque si se es mal pensado y dicen que es la manera mas fácil de acertar, puede significar el regreso de aquellos operativos indeseables perpetrados el día de la votación, conocidos como Operación Tamal, el Carrusel, los desayunos de amigos, el acarreo, el relleno de urnas y hasta el robo de ánforas, acciones que fueron apoyadas por autoridades que deberían haber hecho lo contrario: Evitarlas.

No deja de ser ominosa esa lectura anticipada, pero con todo y eso, ese plan si es que se llevara a cabo de esa manera y con esas acciones, no es lo que debería quitar el sueño.

En contraposición a ese escenario ya no sería fácil como era antaño cantar victoria con esos operativos, porque son tácticas que ya distan mucho de ser clandestinas y los oponentes del actual gobierno,aunque muchos lo vean así, no están mancos. Ya lo han demostrado.

Lo atemorizante, lo que corta el resuello es lo que seria un posible Plan D.

¿Cuál es ese plan? ¿Estoy desvariando?

No. Lamentablemente no. Aunque lejana en estos momentos, la idea no deja de ser una posibilidad. Para valorarla, le invito a darle rienda suelta a la imaginación.

Aunque cueste trabajo porque parece reñido con la realidad, imagine que de aplicarse como lo describí, el Plan C fracase. Imagine que en el 2024 el morenismo fuera derrotado. Imagine tamién que ganara el candidato o candidata de la que hasta ahora es oposición.

Ahora imagine lo que no quiero imaginar.

Imagine lo que podría suceder si el gobierno no quisiera ceder el poder. Aquí es donde el autor de estas líneas percibe lo que podría llamarse el Plan D.

No serían descabellados escenarios como la anulación de las elecciones por presuntos fraudes o por los motivos que sean. Escenarios como desconocer al orden jurídico de la sucesión “por el bien de la nación”. Escenarios como el desconocimiento del presidente electo, hombre o mujer. Finalmente, escenarios como decretar una ley de excepción para enfrentar protestas y reacciones antagónicas. Todos, en desdoro de la vida democrática del país.

¿Se oye terrible? ¿Es posible que eso suceda?
No me atrevo a responder. Prefiero dejar tales escenarios en el terreno de la especulación y rezar, no confiar, en que se respete la ley, que la sangre no llegue al fío y que podamos continuar viviendo en una democracia, la cual aún volviendo a ganar Morena permanecería.

Pero tranquilos. Todo esto es producto de una imaginación desbordada que espero fervientemente que se quede en el terreno de la delirante ficción política.

Al fin y al cabo como asienta la voz coloquial, sólo estamos platicando…

UNA PÉRDIDA LAMENTABLE

¿A qué hora nos cambiaron a Ricardo Monreal?

Apenas unos días atrás votaba en el Senado contra el paquete de leyes express que promovió y aprobó su partido gracias a su mayoría. Apenas unos días atrás conservaba una autoridad moral significativa que lo hacía atractivo electoralmente por su mesura y aparente objetividad.

Por los hechos, ya lo perdimos.

Ayer lo confirmó al declarar que analiza impulsar un juicio político contra los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por haber invalidado el Plan B mencionado líneas arriba.

¿Decir eso un constitucionalista como él, maestro de esa materia en la UNAM?

La política hace tiempo dejó de ser sería. Hoy también es deprimente…

Twitter: @LABERINTOS_HOY