El Congreso del Estado se encamina, afirma su líder Glafiro Salinas Mendiola, rumbo a un balance glorioso: Ser la mejor legislatura tamaulipeca en la historia moderna.
Lástima que no pueda decir lo mismo del honor.
Caray, lamento en esta ocasión, ser presa de un viejo y frecuente consejo de la sabia abuela materna;
“Piensa mal…y acertarás”.
Para empezar, les diré que quizás ese título sea merecido en trivialidades como el número de exhortos lanzados al aire que nadie escucha, en número de ocasiones en que los diputados han sido utilizados como guías de turistas dentro del recinto que ocupan, en número de pláticas y convivencias pachangueras para establecer un “vínculo” entre el personal y miembros de las bancadas y entre otros “méritos” más, en el número de “sube y baja” de sus respectivas cabezas a las órdenes que el Poder Ejecutivo estatal les endosa un día sí y otro también.
En eso han sido unos auténticos campeones: En la una y mil maneras de cómo perder el tiempo y en la sumisión total a quien les instruye desde el Palacio de Gobierno.
Y ahora, suman otra posible medalla para inscribir sus nombres en la historia política tamaulipeca: Cómo llegar al final de su trienio, con una reducción record en el rezago de iniciativas sin resolver.
¿Cómo lograrían ese éxito?
Bueno, la semana pasada el Congreso aprobó la facultad de los diputados para retirar en forma individual, las iniciativas que han presentado a lo largo de su encomienda. En otras palabras, ahora los “arreglos” se harán con una sola persona y “en lo oscurito”, en lugar de tratar de convencer a una fastidiosa fracción partidista o esperar tiempos engorrosos en el proceso que marcaba el reglamento intero.
Que a nadie extrañe que en el curso de los siguientes meses la cifra de iniciativas rezagadas se desplome, lo cual lo manejarán como una meta cumplida, pero sin explicar que se habrá alcanzado por un plumazo de quienes las presentaron y no tras el análisis y discusión de las mismas, que es precisamente la forma en que se podría saber si proceden o no.
No sé de quién fue la idea, pero es muy posible que lo logren, para confirmar la polémica sentencia maquiaveliana, “el fin justifica los medios”.
Sobre este escenario, habrá quienes defiendan la medida bajo el prurito de que en la política los acuerdos son base y sustancia. Y tendrían razón.
Sin embargo, un indeseable factor camina al lado de esos potenciales acuerdos, el cual expongo en una pregunta:
¿Cómo se darán esos arreglos?
Dudo mucho que por la vía de la convicción, porque es absurdo que una iniciativa defendida con pasión durante más de dos años por algún diputado, éste de golpe y porrazo “descubra” que era una mala idea, la cual merecía ser enviada al cesto de la basura, o en el mejor de los casos al de los buenos deseos.
No. Temo que el método sea otro, frecuente también en la política.
Temo que sea el “arreglo” económico del postulante, práctica que al priísmo le resultó sumamente exitosa durante décadas y altamente productiva para los implicados, porque el alegre saldo era un cuantioso “pago de marcha”.
Vaya con los diputados panistas, impulsores de esa nueva figura para resolver cómo sea el penoso rezago legislativo que enfrentan y a la vez abrir la puerta –es una presunción– a un alegre pago de marcha a los “bien portados”.
Todo indica que como discípulos, los panistas aspiran a superar a sus maestros tricolores…
¡MIL FELICIDADES!
Felicidades a la familia periodística de EL MERCURIO. Comparto su beneplácito y alegría por sumar el año 45 a su fructífera vida profesional y externo mis mejores deseos por ser testigo de su futuro medio siglo de vida. No falta mucho.
¡Animo compañeros y amigos!…
Twitter: @LABERINTOS_HOY