¿Ganó Maki o negoció su tranquilidad?

La respuesta sobre el aparentemente apacible presente político de la alcaldesa de Reynosa –al margen de la pesadilla que se vive en esa ciudad por la violencia– reviste mayor importancia de lo que significa una victoria circunstancial o un posible acuerdo bajo la mesa.

Si me permite, recapitularé sobre la historia cercana de la doctora Maki Ortiz Domínguez, la señora presidente municipal, de extracción panista, de esa comunidad.

Unos cuantos meses atrás, la vida pública de Maki era un sobresalto tras otro. Un día y otro también, la furia de una fracción azul opuesta a ella la hacía protagonista de una tragicomedia cotidiana en la cual lo único cierto para ella era que debía esperar el siguiente golpe, sin tiempo para recuperarse del anterior.

Era la señora Ortiz, todos los sabían y lo veían, una especie de “sparring” que sólo atinaba a dar manotazos al aire mientras su poderoso rival le asestaba ganchos al hígado y directos al mentón. Sólo un milagro diario la salvaba de dar con sus bellos huesos en la lona.

Pero algo ha sucedido que cambió el giro de esa historia. El Congreso Local acaba de confirmarlo.

Ayer, la bancada panista que le hizo ver su suerte fue la misma que le sirvió la mesa.

En el único caso de ese tipo, todo lo que propuso el Cabildo que encabeza Maki en materia impositiva le fue concedido. Su planteamiento fue parejo y pareja fue la votación para darle luz verde. Prácticamente no hubo sector económico o productivo en esa frontera que se haya salvado de un aumento en todo lo que un ayuntamiento tiene facultades para cobrar. Los diputados le regalaron millones de pesos.

No sé si la señora presidente fue tan hábil como para triunfar en ese “tete a tete” –lo cual dudo mucho– y tampoco sé si lo que hizo fue negociar una mezcla de concesiones y beneficios, pero lo que importa en la percepción de un servidor son dos saldos:

Primero, a primera vista todo indica que la dama ya duerme tranquila, lo cual será positivo no sólo para ella y su futuro político, sino para la sociedad a la cual gobierna y que pagaba los platos rotos de su distanciamiento con la nueva generación del poder. Vaya drama de los reynosenes: Vivir por un lado el fuego cruzado de la delincuencia y por el otro sufrír el estancamiento de la ciudad en sus servicios públicos.

¿Y el segundo?

Este no creo que le plazca a la contraparte de Maki. En la duda de cómo la alcaldesa consiguió ese oasis en medio del desierto que la ahogaba, hay quienes piensan que si se es capaz de aguantar el vendaval se puede doblar al rival, por más omnipotente que parezca. En otras palabras, es cuestión de saber cuáles son las debilidades del adversario.

Sea como sea, la receta que se auto recetó la doctora le funcionó. La vida política le vuelve a sonreír y pareciera ser la ganadora. Con este escenario, Maki me recuerda al ex panista Gustavo Cárdenas Gutiérrez, quien ha hecho un himno de una fórmula:

También se gana mucho, perdiendo en apariencia

ESCENARIOS

Es un hecho, la tenencia se queda en Tamaulipas, por lo menos en lo que se refiere al 2018.

Los argumentos son legítimos de un lado y de otro. Por una parte es inobjetable que las finanzas estatales sufrirán si dejan de ingresar casi 300 millones de pesos por ese concepto, pero también es cierto que el bolsillo de los dueños de automóviles es en muchos casos incapaz de soportar ese gasto.

Caray, ¿por qué no echarle una miradita a lo que han hecho esos estados en donde ya no se cobra ese impuesto y como quiera siguen trabajando?…

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