Independientemente de la situación que nos ubivca tristemente como un sitio lleno de violencia, donde Reynosa es uno de los focos rojos del país respecto a la delincuencia y crímenes diversos, la frontera tamaulipeca experimenta una situación que bien puede pesarnos a todos, porque es bien sabido que los acontecimientos favorables o no, afectan o benefician a los que habitamos tan progresista y especial entidad federativa.
Es Tamaulipas, sin lugar a dudas, un sitio privilegiado en muchos sentidos, por sus recursos naturales y porque la gente de aquí es gente que trabaja en serio; una clara muestra de ello es que, históricamente, ha sido un baluarte en la industria maquiladora, que tuvo sus tiempos de benevolencia hace algunos lustros, cuando todavía las crisis económicas y de seguridad no nos asolaban como ahora.
Hoy se cierne otra amenaza grande, grave, que no deja lugar a pensar que si no hacemos algo nos estaremos lamentando de las consecuencias.
Y es el emplazamiento a huelga que hiciera la industria maquiladora, asuzada por una abogada cuyo prestigio y honorabilidad ha sido puesto en duda por diversos personajes, y que ha propiciado el cierre de algunas empresas, porque se han negado a pagar un bono que realmente nadie sabe qué fundamento legal tenga, y un aumento que anunció el presidente López obrador en uno de sus devaneos faltos de razón -que cotidianamente tiene- y que compromete la economía de todos con afirmaciones absurdas.
Los empresarios, algunos, decidieron poner tierra de por medio y buscar sitios donde no haya tantos problemas legales, porque si bien es cierto que las empresas de este tipo pagan no lo suficiente, sí permiten que miles de familias tengan un ingreso digno y les permita vivir decorosamente.
¿Qué no es suficiente? Nadie dijo que lo fuera, y lo sabemos, pero de ahí a perder miles de puestos de trabajo… es una diferencia abismal.
Cuando hay conflictos laborales, hay alguna parte un poco menos intransigente y otra que permite la negociación en ciertas cosas, pero cuando llegan a ponerse de acuerdo todos ganan, o ganamos, porque la economía regional se ve beneficiada.
Los dislates del que hoy es presidente de México han llevado a malinterpretar muchas cosas, y la economía nacional está padeciendo esos devaneos carentes de razón. Nuestro Matamoros está padeciendo estos conflictos, y vimos la forma en que negocios dedicados al comercio tuvieron que liquidar a sus trabajadores, por las condiciones en que estallaron en huelga, injustificada para muchos, aunque con el argumento de aquella abogada que ha desarrollado un papel poco honroso en el proceso.
¿En qué va a terminar este asunto? No lo sabemos porque se entiende que detrás de todo el asunto existe una mano política que levanta suspicacias y que tiene que ver con ese partido creado por quien hoy gobierna en el país, dedicados a ser los únicos que tienen la razón y a descalificar todo lo que venga de cualquier parte del espacio, infinito o cuerpo celeste.
Lo que vislumbran algunos matamorenses es que se está corriendo el riesgo de que estas empresas se vayan y dejen colgados a miles sin trabajo, provocando una crisis real en Matamoros y la región, y además, provocarán que no haya confianza en inversionistas para venir a invertir en la tierra de Rigo Tovar.
Urge encontrar soluciones a este conflicto que ya va a cumplir casi un mes de haber iniciado; se requiere rehabilitar la economía local y regional, para que no afecte a la entidad como lo está haciendo y que ya n podemos darnos esos lujos.
Y dejar de permitir que intransigentes políticos se mezclen en asuntos que no debieran ser de su incumbencia.
Todos nos hemos dado cuenta de que México padece un gobierno poco afecto a comprender y solucionar, y si no, pregunte en Michoacán, Jalisco y más. Matamoros tiene riesgo de perder empleos y ver comprometida su economía… y su poca tranquilidad que aún queda. No permitamos eso, ya no, por favor.

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