Un buen amigo, con quien no tenía comunicación desde hace años, de pronto me escribió, he de confesar que me dio mucho gusto, porque en tiempos de la pandemia, he aprendido a valorar más el significado de la amistad, por eso, en lugar de reprocharle su ausencia de tantos años, le agradecí a Dios que nos haya puesto en contacto; lo primero que me preguntó fue si me encontraba bien de salud, después quiso saber que había hecho en mi vida, le mencioné que formé una hermosa familia, que terminé mi carrera universitaria, que estaba trabajando, en fin lo más significativo; él me felicitó y aproveché para preguntarle lo mismo, y me contestó que no fue tan afortunado como yo, no al menos en el aspecto de haber formado una familia, que lo había intentado, pero siempre encontraba un factor que lo hacía cambiar de planes a última hora; tratando de animarlo, le dije que nunca es tarde para edificar un hogar; no me contestó, pero me pidió le hablara sobre mi familia y me preguntó:
-¿Te casaste con la mujer de la cuál te enamoraste?
-Así fue, en cuanto sentí que estaba enamorado, no dudé en casarme; pero te diré que no tomé mucho en cuenta su parecer, pues aunque ella también estaba enamorada, había algo que evidenciaba el temor a dejar atrás lo que más amaba, me refiero a su familia. Para animarla le dije que formaríamos nuestra propia familia y con ello, haríamos más grande a su familia. He de confesarte, que nunca dudé de lo mucho que la amaba, pero, desde ese momento sentí una profunda tristeza; porque yo estaba preparado para dejarlo todo, para unirme a ella, pero ella no lo estaba. Luché mucho tiempo con ese sentimiento, y cuando nació nuestra primera hija, me sentí realizado, pues era producto de nuestro amor, era un ser parte mía y parte suya, imaginé desde ese momento, que tan glorioso acontecimiento me liberaría de esa sensación de haberle arrebatado lo que más amaba, y así fue; pero poco a poco me regreso la tristeza, porque de pronto aparecían detalles que denotaban una diferencia en la dispensa del amor, y yo lo entendí de la siguiente manera, es de entender que las madres consideren a sus hijos más de ellas que del esposo y por razones naturales serán siempre su prioridad Entonces me preguntaba cuál es el lugar que debe ocupar el esposo, o el padre en el hogar, pero sobre todo, si el hombre ocupará un lugar en el corazón de la mujer o todo se limita a ocupar un lugar en su cerebro con una función muy específica
_ Oye, ¿estás arrepentido de haber formado una familia?
_Desde luego que no, no tomes mi comentario como un reproche, he sido muy feliz, pero te repito me da tristeza el no poder aceptar que he fracasado en todos mis intentos por lograr sentirme plenamente integrado a la forma de amar de la mujer, que sin tener ella la intensión de lastimarme, sigue el curso natural de su motivo de ser y existir.
En el largo proceso de la creación de la familia y la edificación de un verdadero hogar, a lo primero que debe renunciar el hombre, es a sí mismo para darse a los suyos sin el más mínimo reproche. Ah, y tienes razón al decir que soy muy afortunado, sin duda lo soy.
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