Hoy hablamos de los anhelos, y entre ellos sobresalía el de sentiste sano, y a la pregunta que me hicieran del por qué les pasaba esto, contesté sin titubeos: En parte, porque tú así lo quieres, y en parte, porque quienes dicen amarte, no saben cómo hacerlo. No acabo de entenderlo, me dijo uno de ellos, ¿cómo es posible que alguien no quiera estar sano? No, no estoy de acuerdo, replicó otro. Pero yo sé que están en una etapa de negación, nadie quiere reconocer que cargarnos de energía negativa, también suele ser una elección del que la recibe, así es que, mientras no se acepte esa verdad, ¿cómo pretendemos sanar?
Vivir sintiéndonos mal no es gratificante, mucho menos culparse por ello, o lo peor de todo, culpar a los demás por vivir con ese sentimiento intimidante que inhibe la alegría y coarta la libertad para disfrutar del gozo de saberse vivo y sentirse con la capacidad de poder salir solo de ese bache emocional.
Sí, es el anhelo de muchos el sentirse sano y poder vivir sin pesadumbre, y pensar que ese mal nos tiene tan acostumbrados a pensar que es normal que la gente se intoxique con tan energía negativa, que termina por afectar el cuerpo y la mente, y al perder toda esperanza y fe, llega hasta el espíritu inmortal, que espera impaciente volver a introducirse a un cuerpo mortal para empezar de nuevo.
Está en ti el aceptar o rechazar todo lo que te afecta de manera integral; está en mí en hacerte comprender que siempre habrá una buena salida si recuperas tu voluntad y con ello la libertad de poder rechazar la energía negativa.

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