Escribo para el que busca encontrar lo que necesita, para el que se da un tiempo para descubrir en una palabra, la respuesta a la pregunta que permaneció por mucho tiempo sin contestar.
Escribo para ti, para el que cree y tiene fe, pero que no es ingenuo y sabe descubrir la verdad que está ante sus ojos; para el que tiene tiempo para ir al encuentro con aquello que por las prisas, dejó abandonado en el camino.
Escribo para el que puede amarse a sí mismo sin caer en el egoísmo, porque sabe que sólo podrá dar lo que ya conoce, y puede sentir las necesidades de aquellos que, por falta de amor, se sienten perdidos.
Escribo para el que sintiéndose confundido puede abrazar las causa nobles de los que luchan por su libertad, para los que le permiten a su espíritu despertar cuando el cuerpo permanece dormido.
Escribo para el escéptico que pone en duda todo cuanto digo, el que se burla sin saber que lo está haciendo de sí mismo, porque nunca tuvo el valor para decir lo que siente y si lo dice, se arrepiente, porque vive temeroso de la crítica despiadada del que ya está perdido.
Escribo para ti, para el que no pierde la esperanza, para el que cae y se levanta y dirige su vista al cielo para decir una plegaria de alabanza, para mostrar gratitud para Aquel que sin pedirle nada, le ha dado su amor y la confianza de que podrá volver a vivir cuando deje de existir en esta tierra donde la insidia y el desamor, se convierten en la mortal lanza y que le atraviesa el corazón a quien es condenado por el odio y la venganza.
Escribo para ti, para el que suele renegar de la vida, sintiéndose en perenne agonía, por ser víctima de todo lo que pasa, sin saber, que dejó de existir desde el día en que renunció a su voluntad, por tratar de agradar al que se alzó con poder con alevosía y ventaja.
Escribo también para mí, buscando que la palabra escrita, deje de arrastrarse como el gusano, que animado por la metamorfosis prescrita, apresura su paso para llegar sin retraso al capullo de su verdad, para que un día, con humildad, pueda liberar al espíritu suyo, para conservar con orgullo su moral con dignidad.
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