Desconocemos a ciencia cierta los suplicios a los que fueron sometidos los maestros en el sexenio de Enrique Peña Nieto cuando se aprobó con bombo y platillo la entonces “reforma educativa” que entre sus principales puntos establecía evaluaciones docentes constantes que determinarían el futuro y progreso del maestro.
Aquella reforma formó parte de una serie de cambios aprobados durante el sexenio priista de Peña Nieto que legitimaron su mandato a menos de un año en el poder; por primera vez en la historia partidos de oposición como PAN y PRD se unieron al PRI para impulsar estos cambios que identificarían el sexenio de EPN, de lo cuáles nunca estuvo de acuerdo el “rebelde” de aquél entonces Andrés Manuel López Obrador, hoy Presidente de la Republica.
Los exámenes a los que tuvieron que enfrentarse los docenes fueron su dolor de cabeza todo el sexenio, no solo porque tendrían que estar en actualizaciones constantes y evaluaciones recurrentes que les obligaba a invertir más tiempo que el que cobraran para estar preparados, sino que además tambaleaba su permanencia frente a grupo por lo que ahora, considero, son quiénes más aplauden la decisión de AMLO, independientemente de sus detractores.
Entrevistado recientemente, Felipe Calderón condenó la reforma a “la reforma” y calificó de retroceso lo aprobado por la mayoría de los diputados del país y en San Lázaro, dijo lo más afectados será la niñez mexicana y su calidad educativa. Entre otros puntos, lo publicado este miércoles en el diario oficial de la federación contempla abrogar la Ley del Instituto Nacional para la evaluación de la educación (INEE); además de la ley del servicio profesional docente que era la que traía vueltos locos a los maestros.
Derivado de lo anterior no habrá más evaluaciones punitivas por lo que no estará más en riesgo el futuro del docente, aunque expertos consideran que los vicios del viejo sindicato regresarán con la decisión tomada en primer plano por el presidente de la república.
La asignación de plazas a discreción del sindicato o la herencia o venta de las mismas al mejor postor sería otro de los grandes errores que podrían regresar a partir de hoy y con ello afectar nuevamente a los menores que resultan ser los más afectados con los errores de los adultos.
Gente sin vocación o incapaz en el puesto podrían regresar a las aulas y ser los encargados de educar a nuestros hijos lo que sería, otra vez, un grande error que ya se había eliminado.
En lo que respecta a los maestros, está bien, no hay porqué complicarles la existencia sí la vida ya es de por sí difícil, el problema es que no habrá más candados para impedir que gente no apta para el puesto llegue al tan delicado espacio.
Que Dios lo bendiga, gracias
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@DenisseRomeroM